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Organización

Tips para ser un buen líder y...

28 de enero de 2020 - 16:26

Por Daniel Colombo. Líder se nace y también se hace; es posible prepararse, capacitarse y mejorar permanentemente para liderar proyectos, procesos y personas.

Tres tips:

1) Influencia: el líder es tal cuando puede influir sobre las demás personas. No es posible pensar en el liderazgo sin la intervención junto a otros (no “sobre otros”, eso sería ser un jefe).

2) Comunicación: es la habilidad esencial para poder llevar adelante el liderazgo. Aprender a dar y recibir feedback, a buscar el potencial en cada colaborador, y a ser efectivo en las decisiones que toma, son parte de este proceso.

3) Ser el punto de referencia. Al líder lo empodera su equipo. No existe el líder “puesto a dedo” (eso, nuevamente, sería ser un jefe), por lo que en esta posición, cualquier miembro de una organización puede ser el líder en su área o campo de desempeño. Si se está liderando una empresa o equipo, inevitablemente el equipo será tal como es el líder: si éste es impuntual, el equipo lo será; si le falta motivación, al equipo también.

Por lo que es sumamente importante entrenar las habilidades emocionales de cada líder para llevarse a sí mismo y a todo el equipo, al siguiente nivel. De esta forma se conseguirán los objetivos y se sortearán mejor las dificultades.

Cinco consejos para tener un buen ambiente de trabajo

El clima laboral es el medio ambiente en el que las personas desarrollan sus tareas; incluye lo físico -espacio, oficinas, luz natural, mobiliario, distribución) y lo humano (políticas, metas, objetivos, estructura organizacional, formas de vinculación, recompensas, reconocimientos, estímulos, cercanía entre los líderes y colaboradores, entre múltiples aspectos).

De su adecuada combinación se genera la satisfacción de las personas, lo que conforma un sistema organizacional complejo, donde cada uno hace su parte, apoyando eso que genéricamente se llama la cultura empresarial.

Según estadísticas de Universia, 1 de cada 4 personas valora el ambiente laboral por encima de cualquier otro aspecto, incluso el salario, y, en estudios más recientes, sigue creciendo la consideración del llamado “salario emocional”; es decir, todos los aspectos que no son retributivos en el bolsillo del trabajador, y que igualmente se perciben asociados a un mayor bienestar.

Desde siempre hay empresas y organismos con mejor y peor clima laboral. Las condiciones cambian según los entornos, los directivos, los momentos del país de que se trate, y la actitud del trabajador hacia su prestación de tareas.

Este aspecto es clave y decisivo en el clima organizacional, ya que depende de cada uno cómo se comportará el conjunto.

_8 cosas que puedes hacer para mejorar el clima interno

En el trabajo como en la vida, hay personas que suman y otras que restan. Entonces, ¿qué hacer cuando trabajas en una empresa con mal clima laboral? La opción es cambiar de trabajo o bien, plantearse algunos objetivos individuales para contribuir -desde lo individual- a mejorarlo:

1. Buscá cambiar algo. Si bien la mayoría de las personas se niegan a esta posibilidad, es factible mejorar tu entorno directo, mejorar tus sistemas de feedback con las personas en situaciones que te desafían o son molestas, y hacer aportes de valor por si la empresa desea considerarlos. Este ajuste en tu mirada individual te ayudará a sobrellevar mejor todos los momentos, incluso si el entorno no cambia.

2. Cuidá tu actitud. En climas laborales ‘desafinados’ otro recurso válido en lo individual es enfocarse en la mejor actitud posible. Una vez más, la masa de colaboradores tiende a asumir una posición negativa, sin siquiera considerar la opción intermedia si no se puede actuar en positivo: la neutralidad. Observar cómo se dan las cosas, cómo se intercambia o restringe la información, y las telarañas del poder que no se ven a simple vista, te ayudarán a entender mejor las cosas -y no necesariamente a justificarlas-.

3. Buscá confirmar los hechos. Las empresas van cambiando con sus expansiones, despidos, fusiones, adquisiciones y cambios de directivos. Muchas de ellas no se caracterizan por tener una buena estrategia de comunicación interna. Así surgen los rumores y trascendidos. Hazte cargo de tu parte; no compartas información si no está confirmada, y ve a las fuentes: tendrás mayor claridad y menos ansiedad.

4. Deshacete de la mala costumbre del chisme. No sólo que te alejas de aportar valor, sino que drenas energía negativa dentro tuyo y la propagas a los demás. Evita ser el chismoso del entorno laboral y pon freno cuando quieran venirte con cuentos que empeoran las cosas.

5. Evitá la queja que no suma. Otro aspecto esencial es aprender a gestionar la queja, una actitud muy extendida en todo tipo de organizaciones y personas. La queja entretiene, pero no construye; carcome tus mejores intenciones y te deja sin fuerzas para asumir una mejor actitud.

6. Cuidá tu energía. En las empresas con mal clima laboral las personas no temen en hacer sus ‘vómitos emocionales’ en cualquier momento y lugar. Actúan en automático, y puedes ser víctima de esos torrentes de negatividad que te dejarán exhausto.

7. No al “estrés sobreactuado”. Este comportamiento frecuente sucede en todos los niveles, y se manifiesta con una aparente sensación de que todo el mundo está sobrepasado de actividades y siempre al límite de sus posibilidades… incluso el que hace lo mínimo indispensable.

Expresiones como “estoy extenuado”, “vivimos siempre al límite”, “no llego con todo lo que tengo que hacer”, “estoy hasta las manos”, te impiden ser más sensato para organizar tu tiempo y tomar decisiones conscientes que te ayuden a mejorar el clima interno. No existe organización en la que todos los colaboradores al mismo tiempo, estén tan sobre exigidos perpetuamente: pueden ser ciclos. Aunque hay una tendencia a exagerar y sobre actuar el estrés.

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8. Construí un espacio de contención neutral. Como herramienta de apoyo, busca fuera del trabajo un encuentro con un amigo sincero, o con tu pareja, para encontrar un tiempo para expresar tus emociones y lo que sientes. Esta escucha neutral y empática te ayudará a canalizar parte de la tensión y desazón que vives en tu trabajo.

De esta forma, podrás observar las cosas en perspectiva, y hasta tener otros puntos de vista, quitándole la emoción dominante (generalmente, desánimo, frustración y decepción). Seguramente obtendrás técnicas de afrontamiento que pueden ayudarte a mejorar el clima laboral, al menos desde ti y en tu entorno directo de compañeros.

_Entender a los millennials y Centennials

(desde la perspectiva de cómo integrar distintas generaciones en el trabajo)

El ingreso de nuevas generaciones al mercado del trabajo ha acentuado la brecha en los equipos, lo que constituye un gran desafío para las organizaciones. Muchos de los conflictos aparecen por las diferencias de edad, experiencias, remuneraciones, expectativas y por la acelerada transformación del mundo laboral.

Estas son 5 estrategias que se están implementando con mucho éxito alrededor del mundo, y que sirven para abordar este problema organizacional donde trabajadores jóvenes de las generaciones millenial y centennial, se cruzan con profesionales de mayor edad y hasta experiencia.

Algunas herramientas para que puedan convivir:

1. Diálogo facilitado. Se trata de un programa regular, idealmente cada quince días, por ejemplo, donde se involucre a todos los grupos de interés en espacios abiertos, sensibles y de contención.

Se parte de una puesta en común del estado actual hacia el estado deseado individual, del equipo y de la compañía; los desafíos y las brechas, focalizando en las oportunidades para lograr mayor cohesión, sentido, lealtad y propósito compartido. Un coach o un terapeuta organizacional con mucha experiencia en el abordaje de dinámicas grupales serían indispensables para conducir la facilitación del proceso.

2. Mentoring interno. Tomando en cuenta las diferencias generacionales, se implementará un programa anual de mentores internos. Las personas de más antigüedad en la organización podrán asistir, asesorar y ayudar a desarrollar talentos en los más jóvenes, y éstos, en pasarles herramientas y compartir su experiencia.

Es una estrategia de mentoreo de doble vía (ida y vuelta) para acercar a las personas, que se transformen y desarrollen, a la par de contribuir con su desarrollo humano y profesional. Necesitará una coordinación en la implementación, que podría realizarla un representante de cada generación.

3. Tutores. A diferencia del mentoreo, el tutor asistirá a una y otra generación en la consecución de objetivos precisos en proyectos puntuales. La intención es que se realice una transferencia de conocimiento y experiencias en forma amena y grata para todos.

4. Destrezas intergeneracionales. Varias compañías en las que intervengo con estas dinámicas han adoptado la estrategia de brindar workshops facilitados por miembros de la organización, y dirigidos a todos los segmentos, integrándolos en un mismo equipo. Cada quien hace aportes que puedan cambiar la perspectiva de las personas en sus vínculos y su impacto directo en los resultados.

5. Co-creación de proyectos. En algunas organizaciones tienen reticencia a juntar a personas de experiencias disímiles. Es altamente estimulante generar espacios de intercambio, por ejemplo, a través de encargar un proyecto determinado en un plazo fijo a un grupo de elite, que se encargará de encauzarlo y coordinarlo con las áreas primarias que deben ejecutarlo.

Este equipo será intergeneracional y permitirá lograr acuerdos, negociar, aceptar las diferencias y flexibilizar paradigmas, entre otras conquistas posibles de lograr en un corto plazo y con resultados tangibles.

_Tener una gestión de redes sociales exitosas

(Desde la perspectiva de cómo distinguirse en el universo transmedia de las redes sociales, tanto para profesionales, emprendedores y emprendimientos).

Las redes sociales siguen creciendo, y se han convertido en una excelente plataforma de posicionamiento personal y profesional para prácticamente todo tipo de actividades.

Más allá de que muchos usuarios la utilizan sólo para mostrarse, son un canal interesante, masivo y viral para darte a conocer, independientemente de lo que hagas.

Si tu interés pasa por promover tu negocio o perfil profesional, estas herramientas prácticas te ayudarán a reflexionar y ponerte en marcha:

1. Generá contenido de valor. La clave del éxito de tu posicionamiento en las redes sociales es que crees contenido de valor. para crear una mejor imagen y proyectarla, debes tomar la delantera; descubrir temas interesantes alrededor de lo que haces, y transformarlos en historias atractivas, bien ilustradas, y escritas en forma profesional. Además, necesitas segmentar lo mejor posible tus contenidos.

2. Compartí experiencias. El público se interesa cada vez más por las historias personales donde combines aspectos curiosos de lo que haces con tu propia visión (no necesariamente tu opinión). La intención al querer posicionarte es transformarte en un referente, y se logra con esfuerzo, ingenio y tiempo. Cuidado con publicar sólo tu personalización extrema, como son tu foto en tal evento o tu cenando, o con amigos. Es mejor enfocarte en lo que haces, y, a través de ello, darte a conocer.

3. No siempre es venderte. Evita el error frecuente que cometen millones de personas en el posicionamiento a través de las redes: las usan sólo para vender sus productos o servicios. El público necesita que lo seduzcas y les ofrezcas una variedad de contenidos. Una buena proporción sería: 30% de contenido puro de venta, 70% de artículos con otros condimentos.

4. Seguí personas interesantes. Esta es otra herramienta estratégica para posicionarte, además de incentivarte a investigar en qué están colegas de otros países en temas parecidos. Son una buena fuente de inspiración y, además, puedes compartir post interesantes de ellos; quizás algún día lo hagan también contigo o te mencionen.

5. El efecto “eterno” de tus redes sociales. Otro aspecto nada menor es la permanencia casi perpetua de todos tus contenidos una vez que han sido publicados. Piensa bien lo que vas a publicar, la frecuencia; estudia día y horas más convenientes de acuerdo a tus públicos; actualízate e, incluso, puedes aplicar algún programa de automatización para multiplicar tu presencia en las redes, sin tener que hacerlo presencialmente cada vez.

6. Sé impecable al escribir. No se admiten en el nivel de posicionamiento personal y profesional ningún tipo de errores de ortografía o gramaticales.

7. Cuidá tu imagen. Fotos cuidadas, fondos, logotipos, ilustraciones de calidad, textos interesantes, y tu marca bien aplicada donde corresponda, forman parte de la reputación que irás generando en el tiempo.

8. Actualizá tu perfil. Las redes sociales tienen varias secciones, entre ellas, el perfil descriptivo. Actualízalo periódicamente y esfuérzate para que sea concordante entre todas las redes que utilizas. Por ejemplo, si tienes un lema que te distingue, necesitará estar en cada cuenta.

9. Interactuá diariamente. Para el final, una recomendación esencial: las redes sociales se indexan velozmente. Si no estás con presencia diaria, pierdes una oportunidad excelente de conectar con potenciales clientes, referentes de tu sector, o las personas a las que te diriges. Dedícale tiempo y no sólo cuando te acuerdas. Incorpora el hábito de dar seguimiento a tus redes cada día, inclusive los fines de semana. Las redes no descansan, y si quieres mejorar tu posicionamiento, necesitas esforzarte en ello.

_Crear equipos de trabajo de alto rendimiento

Conformar un equipo sólido y que pueda proyectar el éxito que busca una empresa u organización es una tarea difícil. Si, además, hubiese que lograrlo en poco tiempo, será necesario redoblar el esfuerzo en seguir ciertos pasos para acotar las brechas de desvíos. Esta breve guía puede orientarte si necesitas configurar un team nuevo contando con poco tiempo para que empiece a funcionar con cierta autonomía:

1. Detectá al líder más apropiado. En muchos casos se piensa en un jefe que tenga claridad, firmeza y determinación. Sin embargo, poner un jefe a cargo -por más experiencia que tenga- no será garantía de éxito. Los equipos de hoy necesitan líderes que inspiren, motiven y acompañen a cada miembro del equipo en forma individual, y a todos en su conjunto.

Partiendo de la necesidad de contar con un profesional entrenado en el aspecto principal a desarrollar desde este equipo, es fundamental tener en consideración sus habilidades de management, productividad, comunicación, empatía y proactividad. El carisma, por ejemplo, es una herramienta sumamente efectiva, aunque no la única que se requiere para llevar adelante el liderazgo de un equipo.

Ideas: Plantea el desafío y abre un concurso interno de postulantes; releva sus aptitudes y actitudes; revisa el historial de las personas (lo mismo si incorporas a alguien nuevo); mantén conversaciones con otros miembros con los que esta persona ya ha trabajado, para formarte mejor una idea sobre su estilo al vincularse; establece un plazo de un mínimo de seis meses y algunos objetivos concretos para evaluar el resultado.

2. Analizá los integrantes. Aquí es esencial revisar la plantilla actual de la empresa y detectar los intereses, potencial, pasión y dedicación profesional de quienes más se acerquen al perfil que se busca para esa posición en particular.

A veces se suele pedir al posible líder que escoja a los miembros; esto tiene sus pro y contras, ya que, si no lo hace de una manera apropiada, podrá rodearse de amigos, e incluso de ineptos para que no le hagan sombra.

Ideas: Detecta el talento humano que enriquezca el debate y que ayude a ir hacia adelante; busca personas con inteligencia emocional muy desarrollada; que toleren la frustración y la decepción; y que puedan asumir desafíos sabiendo cómo compartirlos con sus compañeros de equipo.

3. Establecé la estructura de los roles y dinámica de interacción. Es necesario formalizar esta estructura en el organigrama de la compañía; comunicarlo internamente; dotar a esta persona de los recursos y herramientas apropiadas para llevar adelante su tarea.

Ideas: Durante los tres primeros meses el equipo necesita tiempo para conocerse trabajando. Genera espacios de interacción coloquial por fuera de lo que es el proyecto en sí; establece un programa de mentoreo interno con un profesional Senior que oriente al líder, y luego a éste junto a su equipo; detecta brechas de mejora permanentemente y el modelo de comunicación interna y reporting que llevarán adelante.

4. Definí el foco del equipo. Un problema frecuente es que las empresas conforman equipos para hacer tareas, y se obvia un tema fundamental: el propósito.

Ideas: determina de antemano el rumbo que han de seguir, más allá de los objetivos tangibles a alcanzar. Necesitas asegurarte que el propósito esté claro y sea real y verdadero para cada miembro del team; impulsa la innovación; haz que interactúen con otras áreas para que nutran su experiencia; reorienta y reencuadra el accionar tantas veces como sea necesario.

5. Buscá las sincronías en las relaciones espontáneas. Cada uno trae sus intereses, carácter y particularidades. En el trabajo, el rol del líder es aunar estas diferencias en pos de un alineamiento hacia el objetivo mayor. Observa las sincronías que se den espontáneamente entre los miembros, y que puedas ayudar a conectar cuando haya dificultades o diferencias.

Ideas: Cuida el clima interno del equipo; mantente atento a los roces que se pueden presentar. Convoca a encuentros cortos de feedback permanentemente. Asegurate de que la convivencia tenga un equilibrio entre fomentar vínculos sanos, colaborativos y optimistas, y que permitan cumplir los objetivos.

Trabaja junto al líder para aconsejar y acompañar en momentos desafiantes, y evalúa mensualmente el desempeño individual y completo para tener una radiografía paso a paso mientras se va consolidando el team.

_Aprender a Delegar

El delegar tareas se ha convertido en uno de los mayores desafíos para las personas que comparten trabajo en equipo. Por el afán de tener el control, de no perder detalle, y en muchos casos, por la conducta de que todo se haga a su manera, muchas personas sufren en soledad las decepciones y frustraciones cuando los trabajos no alcanzan los objetivos.

Este método sencillo de tres etapas permitirá observar cómo cambia el resultado a medida que lo practica.

En primer lugar, determinar los objetivos que desea alcanzar. La mayoría del tiempo los líderes ordenan hacer determinadas tareas, sin fijarse objetivos medibles y posibles de cumplir en el tiempo asignado. Si tiene claridad en este aspecto, ha avanzado un cincuenta por ciento hacia el éxito.

La siguiente etapa consiste en explicar el propósito. Algo tan sencillo como esto, que significa explicitar con todo detalle por qué es importante lo que está delegando. Convoque a las personas apropiadas, tome el tiempo necesario para ofrecer la información necesaria para desarrollar las tareas. Aquí -como en la vida- el propósito es lo que le da sentido a lo que hacemos. Por lo tanto, una delegación sin propósito es como vivir sin rumbo.

Y, por último, establecer un método de seguimiento. Fijando dos o tres etapas intermedias, fije de común acuerdo la forma en que ambas partes supervisarán la ejecución de las tareas. Luego, deje el proceso sin interferencias. Es muy probable que se sorprenda con caminos alternativos que descubren los colaboradores y que a usted no se le habían ocurrido.

El seguimiento tiene un doble propósito: ir ganando confianza de ambas partes, y, a su vez, poder sugerir correcciones y mejoras antes del momento final. De esta forma, evitará las sorpresas.

 

Daniel Colombo

Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos; comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 30 libros. LinkedIn Top Voice América Latina 2019.

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