Pablo Orcinoli, en su libro "Desconectados. Cuánto saben las PyMEs sobre el talento. Cuánto conoce el talento a las PyMEs", nos obliga a confrontar una verdad incómoda pero fundamental: la desconexión entre ambos mundos.
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SUSCRIBITELas empresas del sector subestiman la necesidad de comunicar aquello que las hace únicas y valiosas.
Pablo Orcinoli, en su libro "Desconectados. Cuánto saben las PyMEs sobre el talento. Cuánto conoce el talento a las PyMEs", nos obliga a confrontar una verdad incómoda pero fundamental: la desconexión entre ambos mundos.
No es que el talento rechace a las PyMEs por sistema; es que, en la mayoría de los casos, simplemente no las ve. No están en su radar, no forman parte de su universo de opciones laborales.
Aquí reside una de las mayores paradojas de nuestro mercado. Es dato, no relato: cuando en un sondeo entre 500 jóvenes se les consultó sobre el nivel de conocimiento de la oferta de empleo en PyMEs, la respuesta fue categórica.
Nada se llevó el 45,9 por ciento, poco el 54,1 por ciento, y mucho tuvo 0 por ciento.
La evidencia de esta desconexión es abrumadora y se manifiesta en múltiples frentes. El primero y más evidente es la invisibilidad en los canales de búsqueda de empleo.
Las grandes empresas invierten fortunas en marca empleadora, campañas de marketing digital, presencia en ferias universitarias y plataformas de empleo premium.
Las PyMEs, en contraste, suelen recurrir a los mismos viejos métodos: la recomendación interna, el anuncio en portales genéricos (a menudo sin una propuesta de valor clara), o incluso la vieja "boca a boca".
Mientras tanto, el talento de alto potencial, acostumbrado a una experiencia de búsqueda profesional y atractiva, navega por entornos donde las PyMEs, si aparecen, lo hacen de forma anecdótica o poco atractiva.
Si no estamos donde el talento busca: ¿Cómo pretendemos que nos encuentre?
Otro punto de quiebre es la falta de conocimiento sobre la propuesta de valor de la PyME.
Como bien señala Orcinoli, muchas PyMEs subestiman la necesidad de comunicar aquello que las hace únicas y valiosas.
No se trata solo de un buen sueldo o de un puesto; se trata de una cultura, de la posibilidad de generar un impacto tangible, de la cercanía con los líderes, de la flexibilidad, de la posibilidad de aprender de forma acelerada.
Sin embargo, estas ventajas, intrínsecas al ADN PyME, rara vez se articulan de manera clara y atractiva.
El talento ve un nombre desconocido, una descripción de puesto genérica y, automáticamente, la descarta. La desconexión no es solo sobre la existencia, sino sobre el valor percibido.
La brecha generacional y la percepción social también juegan un rol crucial. Las nuevas generaciones de profesionales, los millennials y la Generación Z, crecieron en un entorno dominado por las grandes marcas y las startups tecnológicas que proyectan una imagen "cool" y disruptiva.
Las PyMEs, para muchos de ellos, siguen asociadas a la imagen de lo tradicional, lo familiar, lo menos "glamoroso". Esta percepción, a menudo errónea, no se combate con silencio.
Se combate con comunicación, con historias de éxito, con la visibilidad de profesionales que crecieron y se desarrollaron en PyMEs.
La falta de presencia en redes sociales profesionales, en blogs especializados o en eventos de la industria donde se habla de innovación y futuro, contribuye a perpetuar esta visión distorsionada.
En particular, las PyMEs carecen de una narrativa, de un relato que contraste con una línea discursiva dominada por las grandes que, en muchos casos, no tiene correlato con la realidad de la experiencia del empleado. Ahí está la oportunidad.
Además, el desconocimiento mutuo es un círculo vicioso. Si el talento no conoce a las PyMEs, las PyMEs tampoco terminan de entender qué busca el talento de hoy.
Se sigue creyendo que el único factor de decisión es el salario, o que solo se valora la estabilidad.
Pero el libro de Orcinoli nos desvela que el profesional actual valora también el desarrollo de carrera, el aprendizaje, la autonomía, y un equilibrio entre vida personal y laboral.
Si la PyME no sabe esto: ¿Cómo va a construir una propuesta de valor que resuene con las verdaderas motivaciones del talento? La desconexión es bidireccional, y la falta de información por parte del talento alimenta la falta de acción por parte de la PyME.
Finalmente, la ausencia de estrategias de employer branding por parte de las PyMEs es un factor determinante.
El employer branding no es solo para las corporaciones. Es la construcción de una reputación como buen empleador.
Implica mostrar lo que sucede puertas adentro, los proyectos, la cultura, las personas.
Sin una estrategia deliberada para contar su historia, para mostrar su diferencial, las PyMEs seguirán siendo un punto ciego en el radar del talento.
La oportunidad de conectar existe, pero requiere un esfuerzo consciente y sostenido para ir al encuentro del talento, en lugar de esperar pasivamente que este las descubra.
La lección de "Desconectados" en este punto es contundente: el talento no valora lo que no conoce.
Y si las PyMEs quieren salir de la invisibilidad y empezar a competir por los mejores, necesitan encender su propio radar, identificar dónde está el talento que necesitan, y, lo más importante, empezar a comunicar con una voz clara y atractiva por qué son una opción de desarrollo profesional que merece ser tenida en cuenta.
La desconexión es un problema, sí, pero también una oportunidad inmensa para aquellas PyMEs que se atrevan a cambiar el juego.