El hecho de poder contar con una tarjeta de crédito es algo que se ha vuelto habitual para las personas desde hace ya varias décadas.
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SUSCRIBITELa utilización correcta de un modo de pago que se convierte en un préstamo a corto plazo.
El hecho de poder contar con una tarjeta de crédito es algo que se ha vuelto habitual para las personas desde hace ya varias décadas.
Pero la realidad indica que mucha gente no sabe ciertas cosas sobre esta herramienta y su funcionamiento.
Al momento de hacer un pago de un determinado producto o servicio, están quienes optan por abonar con este plástico, o ahora también en su versión digital.
Y está perfecto que puedan hacerlo de ese modo.
La cuestión es que, independientemente de su uso, no todos conocen la definición de la tarjeta de crédito, como así tampoco otros detalles acerca de este recurso, como, por ejemplo, el código CVV que se incluye en su dorso, el cual es un número de tres cifras que se encuentra en el dorso de la misma.
Al momento de usar este recurso para realizar una transacción, hay que tener en cuenta que, básicamente, se trata de un modo de pago que se convierte en un préstamo a corto plazo.
Lo que se quiere decir es que, el banco emisor realiza dicha operación con su dinero y, cuando el cliente abona el resumen mensual, está reintegrando ese monto que se le cedió anteriormente.
Así de sencilla es la definición de tarjeta de crédito, para que las personas puedan entender cómo funcionan y cuál es la relación entre cada una de las partes en esta operación.
Muchas veces solemos observar que en el dorso de la tarjeta de crédito se incluye un número de tres cifras, el cual suele ser solicitado al realizar ciertas compras online o cuando abonamos con nuestro smartphone sin tener el plástico a mano, como método de seguridad.
Lo concreto es que este código permite que las operaciones que realice el usuario sean seguras, demostrando que efectivamente es él quien lleva a cabo la compra en cuestión.
Además, este código permite rastrear los movimientos, activar o bloquear una tarjeta, ya sea de crédito o de débito.
En total existen 2 tipos de CVV: uno es el que está encriptado junto a la banda magnética y se usa cuando se realiza un pago de manera presencial.
Cuando la tarjeta pasa por el lector del posnet, allí se convalida el código, que automáticamente es enviado al emisor de la tarjeta en cuestión, quien seguidamente aprueba la compra.
Mientras tanto, el otro método es cuando se solicita el código en cuestión al usuario, debido a que la compra se realiza sin tener la tarjeta presente, ya sea por una transacción mediante internet o con una aplicación de las que se usan actualmente en los teléfonos celulares.
Con estas medidas de seguridad, lo que se pretende es prevenir cualquier tipo de delito o fraude con las tarjetas.
Por un lado, por lo que representan este tipo de delitos en sí mismo, y por otra parte para que la persona damnificada no tenga que sumarle otro dolor de cabeza al hecho de que sus datos ya hayan sido vulnerados.
Otros métodos de seguridad que se implementan son la banda magnética, la firma del usuario y, cuando se realiza una compra personal, la solicitud del documento nacional de identidad.
Incluso, hay sitios webs que, en ocasiones, también requieren de adjuntar una copia del DNI en compras determinadas.
Al momento de pensar en cómo poder protegerse de posibles estafas, hay que tener en cuenta la implementación del nuevo código CVV dinámico.
En estos casos, el número de tres cifras que aparece en el dorso de nuestra tarjeta, simplemente no estará allí. Así es, el código no está impreso.
Con esta metodología, el titular de la cuenta deberá ingresar a la app o plataforma bancaria al momento de llevar adelante una compra determinada y allí podrá visualizar este número, solamente por un período de tiempo determinado.
Por ejemplo: se puede ver durante un minuto y luego se actualiza por un nuevo, y así sucesivamente.
Esta medida de seguridad no solamente da grandes resultados al momento de evitar posibles ataques por parte de los estafadores, sino que además hace que los usuarios se sientan protegidos por la compañía bancaria que han elegido utilizar.
Las tarjetas de crédito incluyen datos personales que suelen ser del interés de quienes intentan llevar a cabo maniobras fraudulentas, para así sacar ventajas y perjudicar al usuario.
Es por este motivo que siempre se deberá ser muy cuidadoso al momento de usar una de estas, ya que el hecho de perderlas o de olvidarlas por un tiempo determinado en un sitio, podría generarnos un dolor de cabeza.
Es que, si bien también será necesario el hecho de contar con el DNI para llevar a cabo una compra, también es cierto que con los datos provistos en el plástico se pueden realizar diversas transacciones.
Por lo tanto, en sitios webs o plataformas de venta en línea, podrían llevarse a cabo compras solamente con la información que se brinda en la tarjeta de crédito.
Ante esta situación se podrá denunciar la pérdida de la tarjeta de crédito, la duplicación de la misma o el desconocimiento de una compra.
Y si bien el usuario tendrá el respaldo que necesite, también es cierto que será un trámite engorroso que cualquiera quisiera evitar.
Por lo tanto, está claro que será muy importante tener cuidado con las pertenencias personales de uno mismo, no solamente por no perderlas, sino por poder estar protegido tanto como sea posible.