Por Alejandro Carrera. Si bien la economía no da respiro a las empresas, estas deben operar sobre el contexto sin perder de vista los asuntos estratégicos.
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SUSCRIBITECómo se asignan prioridades y se ejecutan los proyectos. La importancia de tener una dirección para la empresa.
Por Alejandro Carrera. Si bien la economía no da respiro a las empresas, estas deben operar sobre el contexto sin perder de vista los asuntos estratégicos.
O, mejor dicho, para que lo importante prevalezca sobre lo urgente, el empresario PyME requiere hacer un análisis profundo de su agenda, definir dónde quiere jugar y crear las condiciones de continuidad su empresa.
¿Qué actividades ocupan la mayor parte de su tiempo? ¿Cuáles son los quehaceres a los que no está prestando suficiente atención? ¿De qué manera define prioridades y acciones de su trabajo?
Estos son los interrogantes a los que el empresario debería responder para continuar con la empresa. Priorizar en su agenda aquellas tareas estratégicas que requieren de su intervención, es un must que no debe “quedar en pendientes”.
En general, la mayoría de los empresarios/directores generales conciben su trabajo bajo patrones similares.
Sin embargo, existen similitudes y diferencias en el modo en que asignan prioridades y ejecutan, sobre todo entre los empresarios dueños de su empresa y los directores generales contratados.
La tarea del alto directivo es la conjunción de tres áreas de gobierno: el Proceso de Negocio, el de Dirección y el de Configuración Institucional.
En estos contenidos están todos, en general, de acuerdo. El Proceso de Negocio permite el desarrollo de la empresa.
Se basa en la definición y comprensión de su(s) negocio(s) para que la organización pueda cumplir eficazmente sus objetivos.
El Proceso de Dirección organiza el esfuerzo, el aprendizaje y la renovación de la firma para que pueda ejecutar las actividades relacionadas con su negocio.
Finalmente, el Proceso de Configuración Institucional se enfoca en generar las condiciones adecuadas para que la empresa pueda alinearse con las necesidades del negocio.
Estos tres procesos, aunque claramente diferentes, deben atenderse de modo armónico y simultáneo.
Aunque los empresarios/directores tienen una buena comprensión de lo que debería ser su agenda, la dificultad se presenta a la hora de asignar prioridades: la dimensión temporal, lo urgente/ lo no urgente.
Vale la pena traer la figura del bombero que, aunque realiza tareas de prevención, actúa siempre en carácter de urgente, con cierto aire de improvisación, llevado de las narices por la realidad concreta, resolviendo problemas.
El jardinero, por otro lado, presenta una imagen de persona contemplativa, que mira el conjunto, que prioriza aquello que es importante.
Se trata de un trabajo proactivo, sin prisa pero sin pausa.
Los empresarios /directores generales asumen que los factores emergentes ocupan aproximadamente entre un 40 y un 50% de sus agendas reales, muchas veces haciéndolas colapsar.
Un buen planeamiento de las tareas, asignando tiempo a lo que vaya surgiendo, permitirá mitigar este problema.
El número uno de la empresa deberá verse menos como un “bombero”, y más como un “jardinero” nutriendo con constancia los aspectos de su agenda que son vitales para el largo plazo y no susceptibles de improvisación.
Aunque todos los N°1 entienden de forma similar su trabajo y afirman que la gestión y los temas institucionales son parte central de su agenda, los empresarios dueños de sus empresas (a la hora de ejecutar) privilegian los negocios y la búsqueda de oportunidades.
Dedican significativamente menos tiempo de su agenda planeada al Proceso de Dirección, que igualmente irrumpe como agenda emergente, y bastante menos al Proceso de Configuración Institucional.
Este último es el gran ausente de la agenda del empresario, y responsable de la alta mortalidad de las PyMEs más allá del fundador.
Una propuesta de tipo institucional, vaya la paradoja, puede ser un instrumento que contribuya decisivamente a que el empresario cuelgue la ropa de bombero, se ponga la de jardinero y comience a tener una mejor calidad de vida, al mismo tiempo que su trabajo se vuelva más eficaz y trascendente.
La conformación de directorios asociados, en el que seis empresarios, con la ayuda de un facilitador, coparticipan en la dirección de sus empresas, es un instrumento que mejora la toma de decisiones y aumenta la competitividad de las mismas.
Alejandro Carrera, fundador de Adiras (Asociación de Directorios Asociados).