Con una idea innovadora, 1.000 dólares en el bolsillo y un sueño, Patricio Folatelli inició a principios de la década pasada su proyecto para crear un negocio destinado a las cápsulas de cócteles listas para usar, tal como sucede con las de café.
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SUSCRIBITELa historia de Patricio Folatelli, fundador de SmartDrink, una empresa que tiene como objetivo dar oportunidades a otros para montar una franquicia.
Con una idea innovadora, 1.000 dólares en el bolsillo y un sueño, Patricio Folatelli inició a principios de la década pasada su proyecto para crear un negocio destinado a las cápsulas de cócteles listas para usar, tal como sucede con las de café.
Con el complemento de sus hermanos, el emprendedor invirtió su dinero en un prototipo 3D de fabricación propia.
Se lo mostró a César Speranza, quien decidió convertirse en el primer inversor ángel de lo que luego sería SmartDrink, con unos 50.000 dólares.
Gracias a eso, pudieron fabricar los moldes industriales y producir el primer stock. Con el producto en mano, necesitaban un impulso para darlo a conocer y conseguir más inversión y distribución.
Fue así que decidió presentarse en Tanque de Tiburones, la versión argentina del famoso reality Shark Tank.
Allí, la empresa se enfrentó a un panel de cinco inversionistas, incluidos empresarios extranjeros con experiencia en grandes mercados.
Cuando parecía que la oportunidad se escapaba, uno de los jurados quedó asombrado y decidió hacer una oferta: 1 millón de dólares más regalías para comprar la empresa y expandirla globalmente.
Patricio rechazó la oferta. Sabía que su visión era más grande que un simple negocio.
Hoy, con presencia en Argentina, México y Chile, la PyME hace realidad día a día su propósito de ayudar a cualquier persona a emprender sin grandes riesgos. Lo hace a través de un modelo de microfranquicias accesibles y flexibles.
Con una inversión de solo 2.000 dólares, cualquier persona mayor de 18 años puede arrancar su propio negocio.
No necesita empleados, local comercial ni experiencia previa. Recibe un producto innovador, sin competencia directa, y puede manejar su negocio a su ritmo.
En una entrevista con Somos Pymes, Patricio Folatelli, fundador de SmartDrink, explicó cómo funciona la firma pionera en cápsulas para coctelería, cuya virtud está en la puesta en marcha de un modelo de microfranquicias destinado a simplificar el acceso a tragos casi listos para tomar en mercados locales e internacionales.
La idea surgió en 2010. En ese momento, el emprendedor vivía en Italia, donde las cápsulas de café ya eran de uso común.
Inspirado por este concepto, pensó en crear una máquina similar para preparar cócteles y bebidas con la misma metodología.
"Así nació La Folatelli, una estación de bebidas frías y calientes. Sin embargo, nos encontramos con un gran obstáculo: el precio de la máquina era de 1.900 euros, lo que representaba una barrera importante para los consumidores", ilustró el emprendedor.
"A raíz de esa experiencia, y tras colaborar con una marca austriaca en el desarrollo de cápsulas de cócteles que no requerían máquina, surgió la intuición clave: desarrollar un sistema que permitiera usar las cápsulas SmartDrink con un vaso coctelera especial, eliminando así la necesidad de adquirir una máquina costosa", admitió.
"Ese cambio marcó el rumbo definitivo del proyecto", enfatizó el protagonista de la historia.
Desde el principio, la innovación y la sencillez del sistema generaron una repercusión muy positiva.
"Si bien introducir un producto innovador lleva tiempo, hoy, 15 años después, la marca está consolidada en el mercado", definió el impulsor del proyecto.
Y resaltó: "Operamos en Argentina con más de 130 microfranquicias, fabricamos y envasamos localmente en México, y exportamos a Chile".
Para consolidar su crecimiento, SmartDrink apuntó a expandirse a la región a través de una estrategia definida.
"Fue principalmente gracias a Internet. Las notas y entrevistas realizadas a nivel local, junto con nuestra presencia en la Guía Argentina de Franquicias, nos dieron visibilidad internacional", describió Patricio.
"Empezamos a recibir numerosas solicitudes de información de personas interesadas en distribuir el producto en otros países, lo que nos impulsó a expandirnos", admitió.
En referencia a la clave del éxito para el emprendimiento, Folatelli ilustró: "En nuestro caso, la clave estuvo en hacer algo que realmente nos apasionaba. Queríamos ver funcionar la idea y, sobre todo, intentar vivir de eso, sin dejar que las expectativas sobre resultados inmediatos nos desanimaran".
"Estar dispuestos a hacer lo necesario para crecer fue la base del éxito, manteniendo siempre el entusiasmo y la alegría frente a los desafíos", puntualizó.
"Por otro lado, la experiencia en ventas también jugó un rol fundamental. Aprendimos a canalizar el producto a través de estrategias creativas, incluso no convencionales", graficó el empresario.
"Nuestra propuesta de microfranquicia nació de esa experiencia. Ofrecemos un modelo de negocio sencillo, accesible, sin grandes inversiones, pero con la posibilidad de disfrutar el proceso y divertirse mientras el negocio crece", completó.
"Al final del día, lo que realmente importa no es cuánto dinero ganamos, sino si somos felices con lo que hacemos", concluyó.