Desde la silla de la empresa, está comprobado que generan una comunidad que potencia a sus integrantes, ya que comparten experiencias, tratamientos impositivos, vehículos jurídicos, sumado a tener una institución académica dentro del mismo predio de la que puedan nutrirse de capital intelectual y anticiparse a las últimas novedades científicas y tecnológicas.
En especial, son un excelente espacio para que se sientan acompañadas las más jóvenes, como el caso del Parque Empresarial Austral que luego de 16 años logró albergar 90 empresas.
Estar en un agrupamiento tecnológico no sólo conecta a las empresas instaladas entre sí, también las vincula con científicos, profesores y capital humano que está en el resto del campus, o con empresas y cualquier stakeholder externo que les sea de utilidad.
En el caso del Parque Empresarial Austral cuenta con 27 centros de investigación a disposición.
También vale mencionar el caso del Parque Tecnológico del Litoral Centro (Santa Fe) que, en el 2021, ya contaba con 18 empresas, desde la que todavía no facturaba hasta la que exportaba a 34 países.
En el Mundo
La moda de los parques tecnológicos nace en Europa, sobre todo en el Reino Unido y Francia.
España se ha convertido en uno de los países más activos en cuanto a la creación de éstos agrupamientos. Y le siguen de cerca países como Finlandia, Italia, Suecia y, por último, Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Holanda y Noruega.
En el Reino Unido, el concepto de parque se “importa” de Estados Unidos a finales de los 60 y principios de los 70. En Francia, igual que en el Reino Unido, el concepto de parque empieza a desarrollarse en los años 60 y son los ayuntamientos los que crean el concepto de Tecnópoli.
En Rusia la idea de parque es más reciente, concretamente nace en 1988.
La Universidad de Moscú fue la primera en tener la iniciativa, seguida de la de San Petersburgo. Inicialmente el Ministerio de Educación planeó la construcción de 50 tecnoparques, de los que prácticamente el 90% nunca pasaron de la fase de diseño, debido a restricciones presupuestarias y a cambios en las prioridades. Actualmente hay más de 20 parques operativos en Rusia.
La moda llega a España entre 1980 y 1985 con la aprobación de la constitución y la creación de las comunidades autónomas. En siete años España ya contaba con 8 parques tecnológicos cuya inversión superó los 300 millones de euros. En su desarrollo no participaron las universidades inicialmente. El primero fue el Parque Tecnológico de Bizkaia.
A partir de 1998, con el desarrollo de la Sociedad de la Información y las universidades, los gobiernos junto a la iniciativa privada provocan un boom en el crecimiento de los parques científicos y tecnológicos españoles.
Actualmente la Asociación de Parques Científicos y Tecnológicos de España (APTE) integra 64 miembros, de los cuales, 51 tienen está característica y están en funcionamiento. Cuentan con más de ocho mil empresas y entidades que facturan 29.000 millones de euros y dan empleo a más de 175.000 personas, 34.000 de ellas dedicándose exclusivamente a actividades de investigación y desarrollo.
De gran importancia también es la Asociación Internacional de Parques Científicos y Tecnológicos y Áreas de Innovación (IASP), cuya sede se encuentra en Málaga y en Europa integra unos 150 agrupamientos.
Otras iniciativas locales
En el país también se impulsa la Red CEN-TEC desde la Subsecretaría de Políticas, Ciencia, Tecnología e Innovación, con 16 centros de diferentes partes del país que prestan servicios con el objetivo de potenciar procesos de innovación y de desarrollo tecnológico de las empresas, y aumentar su competitividad.
En cada provincia hay por lo menos un nodo que, en conjunto, comprende un ecosistema integrado por 1.500 empresas privadas y 57 instituciones públicas de investigación, que reúnen a más de 43.000 trabajadores altamente calificados. Son 38 clusters TIC, 9 audiovisuales y 18 parques tecnológicos o científicos productivos, más los clusters de escala nacional en los sectores aeronáutico, satelital, nuclear y biotecnológico.
Financiamiento
Desde la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología, se ofrecen diferentes fondos, como el Fondo Tecnológico Argentino, e instrumentos como Asistencias Tecnológicas, las cuales pueden utilizar las empresas en conjunto con algún servicio que prestan éstos centros de servicios tecnológicos.
Los 3 fondos principales en la agencia son el FONCYT, con foco en la ciencia básica y aplicada, en el cual, hoy en día, tienen más de 6000 proyectos en marcha. En segundo lugar, el FONTAR, para el mundo de la producción, ya que financia, por ejemplo, los laboratorios de calidad de muchas empresas, el desarrollo de proyectos con un énfasis en ingeniería, con una lógica más individual.
Por último, el FONARSEC, dirigido a empresas de base tecnológica o consorcios públicos-privados, lo cual también incluye a parques industriales mixtos.
También existen aportes no reembolsables asociativos que pueden solicitar un centro, una institución, una PyME y una gran empresa, por ejemplo. Cabe recordar que hace dos años se anunció el Programa Nodos de la Economía del Conocimiento que dispondría de $600 millones para financiar proyectos de clusters, polos y parques tecnológicos (nodos).
Y el lanzamiento de la Ley de Economía del Conocimiento, es una ley marco que ofrece beneficios y ventajas para las inversiones en el sector. Un plan de inversiones por provincia con un Aporte No Reembolsable (ANR) máximo de $20 millones, con el propósito de promover el desarrollo federal.
Sin duda los parques son un espacio adecuado para capitalizar el conocimiento, promover la investigación científica y tecnológica y el desarrollo productivo del país. Impulsarlos con una normativa moderna y con mirada de futuro es una política productiva.
(*) La autora es columnista especializada en parques productivos y fundadora de www.conexionparques.com.ar