Ana Botín, presidenta global del Banco Santander, aseguró que la situación de América Latina “cambió para mejor” pero objetó los planes económicos de países como Argentina y Venezuela.
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SUSCRIBITEAna Botín, presidenta global del Banco Santander, aseguró que la situación de América Latina “cambió para mejor” pero objetó los planes económicos de países como Argentina y Venezuela.
Al respecto, opinó que “hacen falta políticas macro que sean consistentes, que ayuden a que el país tenga un mayor nivel de previsibilidad".
La ejecutiva sostuvo que la región reaccionó rápido al problema de la inflación y que está “bien preparada” para la crisis “que ahora viene de afuera”.
Durante su exposición ante la prensa latinoamericana en las oficinas centrales en Madrid, Botín se refirió a la mejora de la macro, el nivel de reservas internacionales, los déficits “moderados” de cuenta corriente, el hecho de haber triplicado las exportaciones en los últimos 20 años, la fortaleza de las instituciones (sobre todo con bancos centrales independientes, que toman decisiones por fuera de la política) y pronosticó que los países tendrán inflaciones por debajo del 5%.
Citó como modelo a seguir a México, que tiene “cuentas públicas saneadas, algo esencial para todo lo demás”. Pero aclaró que hay dos excepciones: Argentina y Venezuela.
“La consistencia es súper importante. Hay muchos caminos para llegar a Roma, yo no voy a decir cuál es el adecuado. Todo tiene un costo y al final tienes que valorar que hay sectores que van a sufrir y otros que van a ganar. Esto es lo que permite que el país crezca. Y, si el país crece, las políticas sociales y todo lo demás son posibles", aseveró la especialista en finanzas.
"Si no hay crecimiento, no hay nada que distribuir. Entonces los desequilibrios hay que arreglarlos. Y no se puede tener al Banco Central siempre emitiendo para financiar déficits”, resaltó.
Con una inflación que terminaría alrededor del 180%, según las principales consultoras, y en medio de la incertidumbre electoral, Botín remarcó que “está claro que hacen falta políticas macro que sean consistentes, que ayuden a que el país tenga un mayor nivel de previsibilidad. No vamos a entrar en cuestiones políticas, siempre vamos a seguir trabajando con gobiernos elegidos democráticamente en todos los países en los que operamos, y así va a ser el caso de la Argentina”.
Y amplió: “En la Argentina tenemos un banco muy sólido, con un retorno del 20%. Me defino como una optimista que se preocupa mucho. El caso de Argentina me preocupa un poco más. Pero lo importante es la oportunidad, porque la Argentina es un país que tiene 8% de crédito sobre PBI”.
Alejandro Butti, CEO de Santander Argentina, agregó que el país necesita un plan de estabilización.
“Sin un plan de estabilización es muy difícil acomodar el resto de las variables. Ahora se abre un nuevo período, vamos a tener un nuevo presidente el 10 de diciembre, y el candidato que salió primero en las últimas elecciones [del 22 de octubre] habló de presentar un presupuesto que tenga un 1% de superávit", expresó el directivo.
"De lograrse eso, para Argentina sería histórico, porque hace muchos años que venimos con déficit y, con un déficit crónico, pensar en contener la inflación es muy difícil”, exclamó.
Según estimaciones de la entidad bancaria, este año Argentina tendría una contracción del 3% del PBI y el año que viene la caída de la actividad económica sería del 2%.
Un rato antes, Botín había mencionado el contexto global, al que describió como “cada vez más inestable”.
En este sentido, mencionó “dos choques de oferta globales que no suelen ocurrir casi nunca”, en referencia a la pandemia y a la guerra en Ucrania, y se refirió también al “terrible atentado” en Israel e hizo especial hincapié en la relación entre China y Estados Unidos, que es lo que está marcando el ritmo económico en el mundo.
A su vez, sostuvo que la economía global atraviesa un período de estanflación y que, sin embargo, este año ha sido mejor de lo esperado, por el ahorro acumulado durante la pandemia y una situación del mercado laboral “atípica” con pleno empleo y salarios que van por delante de la inflación en Estados Unidos y algunos países de Europa.