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Libertad y democracia

La caída del modelo sindical que, por ahora, el Congreso no quiere

Argentina necesita urgente frenar la reelección de los sindicalistas, más libertad en las obras sociales y transparencia en los fondos de los gremios.

Somos Pymes | Juan Pablo Chiesa
Por Juan Pablo Chiesa 25 de septiembre de 2024 - 11:50

El Gobierno comunicó que no acompañaría el dictamen para reformar la ley de Asociaciones Sindicales, que busca limitar el poder de los gremios y sus eternos mandatos.

Veamos que es la libertad y la democracia sindical y que modelo tiene nuestro país.

La libertad y la democracia sindical son un derecho esencial para darle nacimiento a los sindicatos y especialmente para un desarrollo y funcionamiento, totalmente, independiente respecto al Estado.

Los propósitos y los fines de los sindicatos deben ser propios de organizar y representar a los trabajadores de su rama y/o actividad. Esta situación en la Argentina no ocurre en particular.

El modelo sindical argentino

Fue creado en 1945 y se desarrolló como un método para proteger la libertad y la democracia sindical.

El régimen de unicidad sindical (modelo actual argentino) significa la posibilidad de organización y de actuación de un solo sindicato -generalmente el más representativo-, otorgándole el Estado la afamada “Personería Gremial”.

El régimen de pluralidad sindical se configura cuando se pueden formar varios sindicatos dentro de la misma rama y/o actividad.

Es lo que sucede en Uruguay, España, Francia, etc. Con este modelo varios sindicatos tienen la “personería gremial”.

No cabe duda que existe una crisis en el modelo sindical argentino que se desenvuelve en torno al principio de concentración de poderes de los sindicatos con personería gremial, confiriéndole el derecho exclusivo de sentarse a negociar.

Este modelo sindical argentino, NO asegura la fuerza de la acción sindical; NO cumple con la democracia sindical y NO se adapta a los principios de la libertad sindical consagrados en los convenios de la Organización Internacional del Trabajo.

Puntos flacos de la legislación

Vemos como se otorga mayor preponderancia a la normativa internacional vigente, y es esta, quien es citada por las Justicia Argentina impulsando, lentamente, la modificación de las leyes sobre asociaciones sindicales torciendo este arquetipo.

Podemos decir que estamos en la necesidad de una reforma de las leyes de envoltura sindical.

En 1956 se intentó, sin éxito, imponer el modelo de pluralidad sindical.

El derecho sindical es un derecho complejo de acción y de organización en defensa de los intereses de los trabajadores.

En Argentina tenemos un conglomerado de situaciones nefastas: la perpetuidad de poder en los sindicatos es una.

La libertad y la democracia sindical deben estar al servicio de fortalecer la acción de los gremios y no su atomización.

En la Argentina la dirigencia sindical es una casta de funcionarios millonarios y privilegiados ajenos a cualquier realidad de los trabajadores que dicen representar.

Sus privilegios de raza y su estilo gánster es el que permite asociar a los burócratas sindicales con las mafias pesadas de la escoria sindical.

Se viola la libertad sindical cuando se impone la negociación de paritarias a pautas impuestas por planes en contra de los laburantes y cuando se utiliza a la Justicia Federal para intervenir sindicatos.

Se viola la libertad sindical cuando con total arbitrariedad se decide a qué sindicatos se le da la personería gremial, y a cuáles no.

En Argentina no hay libertad sindical

¿Pareciera que, la etapa en que la libertad sindical estaba condicionada por la represión política de turno está llegando a su fin?

Es evidente que la Justicia en Argentina ha establecido pronunciamientos que en cierto modo alteran el modelo sindical argentino y destronan a la ley de asociaciones sindicales, que se mantiene vigente, merced a la soberanía política de turno.

No hay quien ponga en duda hoy la necesidad de la independencia de los sindicatos frente a la empresa y al Estado.

Sin pluralismo, sin competencia, sin privilegios de vedas estatales, no hay libertad ni democracia en el sindicalismo argentino.

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