Por Mateo Bovio. La revolución digital ha traído consigo avances sin precedentes, pero también ha abierto la puerta a un sinfín de amenazas cibernéticas.
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SUSCRIBITEPor Mateo Bovio. La revolución digital ha traído consigo avances sin precedentes, pero también ha abierto la puerta a un sinfín de amenazas cibernéticas.
Mientras que las empresas continúan invirtiendo en soluciones tecnológicas, la necesidad de formar y sensibilizar a su capital humano se ha vuelto esencial.
Aquí es donde entra en juego el papel crucial de la psico ciberseguridad y los descubrimientos en neurociencia sobre el aprendizaje.
La psico ciberseguridad es una disciplina emergente que se centra en cómo los individuos toman decisiones en el ámbito digital, cómo pueden ser influenciados en estas decisiones y cómo este conocimiento puede ser utilizado para fortalecer las posturas de ciberseguridad.
Más allá de los firewalls y los sistemas de detección, son las acciones y decisiones de los individuos las que con frecuencia determinan la vulnerabilidad de una organización.
Por lo tanto, entender la psicología detrás de estas decisiones es fundamental para crear protocolos y formación que sean verdaderamente efectivos.
Por ejemplo: ¿Por qué un empleado haría clic en un enlace de un correo electrónico desconocido?
Las respuestas pueden estar arraigadas en curiosidad, complacencia o incluso en la manipulación psicológica empleada por el atacante, como la urgencia o la autoridad aparente.
Al abordar estos aspectos psicológicos, la psico ciberseguridad busca cerrar las brechas que los sistemas tecnológicos no pueden abordar por sí solos.
La neurociencia ha revolucionado nuestra comprensión del aprendizaje y de cómo se forma y retiene la información en el cerebro.
Vivimos en una era de constante bombardeo informativo, y eso ha llevado a nuestro cerebro a filtrar y procesar la información de manera diferente a como lo hacía hace unas décadas.
La formación tradicional, basada en largas horas de lectura o charlas, no es la más efectiva para el cerebro moderno.
En lugar de eso, los hallazgos recientes en neurociencia sugieren que el aprendizaje experiencial, el uso de historias relevantes o lúdicas y la implicación emocional son claves para retener información a largo plazo.
Esta es precisamente la razón por la que simplemente informar a los empleados sobre las políticas de seguridad o las mejores prácticas ya no es suficiente.
Es necesario involucrarlos, hacer que sientan y comprendan el impacto real de sus acciones y decisiones en el ciberespacio.
Con la comprensión de que el comportamiento humano es a menudo el eslabón más débil en la ciberseguridad, y armados con el conocimiento de cómo las personas aprenden mejor, las organizaciones tienen la oportunidad de revolucionar su enfoque en la formación en ciberseguridad.
La gamificación, por ejemplo, emplea principios neurológicos al ofrecer recompensas inmediatas, desafíos graduales y feedback constante, elementos que se han mostrado efectivos para mejorar la retención y el compromiso.
Además, el uso de simulaciones y escenarios prácticos puede ayudar a los empleados a vivir en carne propia las consecuencias de la desinformación o la negligencia, solidificando aún más el aprendizaje.
La ciberseguridad ya no es solo un tema de tecnología, sino que es, en gran medida, un asunto de psicología y neurociencia.
Las organizaciones que deseen estar un paso adelante en la protección contra amenazas cibernéticas deben invertir no solo en herramientas tecnológicas, sino también en una formación que aproveche los principios de la psicociberseguridad y la neurociencia para crear una cultura de ciberseguridad robusta y resiliente.
Solo así podremos enfrentar un futuro digital con confianza y seguridad.
Mateo Bovio, CEO de Whalemate.