Un mercado laboral sólido requiere de leyes laborales modernas, eficaces, equilibradas, que nivelen la relación empleador-trabajador terminando con el conflicto y los lóbregos de normas anti productivas.
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SUSCRIBITEUn mercado laboral sólido requiere de leyes laborales modernas, eficaces, equilibradas, que nivelen la relación empleador-trabajador terminando con el conflicto y los lóbregos de normas anti productivas.
Los convenios colectivos de trabajo y las negociaciones paritarias, hace tiempo, han dejado de ser determinantes a la hora de fijar derechos y obligaciones para el trabajo y establecer salarios dignos que tengan un mínimo de poder de compra.
No obstante, los convenios que arropan a los 6 millones de laburantes privados -dentro de un universo de aproximadamente 300 sindicatos con personería gremial-, no están adecuados a las exigencias del mercado laboral actualmente y la dinámica que el empleo exige en el siglo XXI.
No así las negociaciones paritarias que se han centrado los últimos años, exclusivamente, a la adecuación de los salarios, pero nunca han logrado que este cruce la bandera de llegada antes que los precios.
Es más, se han dedicado a los salarios brutos, nominales, pero nunca han revisado, no solo los convenios, sino las escalas de convenio que muchos desconocen.
Las discusiones salariales han perdido razón; la historia demostró que por más paritarias que fijen, jamás le ganan a los precios.
Por más bonos y sumas no remunerativas, el laburante sigue siendo pobre y no recupera ni recuperará el poder de compra o de tener un valor de referencia de su sueldo.
No hay una fuerte política laboral y se necesitan revisar todos los convenios colectivos de trabajo desde el punto de vista de derecho y obligaciones a las dos partes de la contratación (empleado-empleador).
Lo medular es corregir todos los básicos de convenio que hacen la esencia y el punto de partida de todos los salarios privados de la argentina.
Para poner en contexto porque hay que revisar los convenios colectivos de trabajo: el 30% de los convenios están en vigencia y se mantienen iguales desde 1975.
Hablamos de los principales que arropan el porcentaje mas alto de asalariados (comercio, metalúrgicos, construcción, gastronomía, entre otros).
Un 15% a fines de los 80, como por ejemplo Camioneros. Acá ya tenemos más de la mitad de los laburantes que tienen sus derechos y sus obligaciones con la misma letra de 4 décadas atrás.
No digo que los derechos y obligaciones de los laburantes no lo sean, pero hace muchos años que la médula de la pérdida del poder de compra de los trabajadores y la merma del salario en términos nominales, tiene que ver con los básicos de convenios que estos tienen.
Por más paritarias que se pongan y discusiones salariales para ganarle a los precios, esto nunca va a pasar.
En relación con la revisión de los convenios colectivos de trabajo para aportar mejores y modernos derechos laborales debemos discutir:
*La incorporación de las nuevas modalidades de contratación mediante las TIC y las nuevas tecnológicas
*Adecuar los convenios a los cambios tecnológicos y el trabajo remoto, principalmente la ley de teletrabajo que se aprobó en nuestro país hace 2 años y ningún sindicato la adecuo a sus convenios como la propia ley ordena
*Pasar de un modelo de unicato, tirano y antidemocrático, a un sistema de democracia sindical como lo ordena, no solo la OIT, sino todos los organismos internaciones en materia de derechos laborales.
Cada laburante debe tener el derecho y la opción de afiliarse al sindicato que más le represente o se le antoja y no estar atado al sindicato de turno.
*Prevalecer la autonomía de la voluntad de las partes de la contratación laboral, empleado-empleador, sometiendo solo la intermediación sindical en el caso de que las partes lo requieran y no a mero capricho político o payaseó de los sindicalistas de turno.
Se debe incorporar más categorías convencionales adaptadas al trabajo el futuro, como el trabajo remoto, el aprendiz tecnológico, el home office y toda modalidad contemporánea a las nuevas tecnológicas TIC adaptadas a las necesidades de las partes contratantes.
A pesar de la evidencia de la importancia de la productividad laboral, como factor determinante para recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores dependientes, la conclusión es negada y menospreciada por los dueños de los sindicatos que muestran su ambición por el trono en los cargos, algo que los vuelve ignorantes en su función principal: defender trabajadores.
La competencia de los dependientes por el empleo y los empleadores por la fuerza física o intelectual de los dependientes no funciona para nada bien.
Ambas partes, carecen de una real información de lo que necesita el mercado laboral y la producción, esto se llama, falta de seguridad jurídica, para conseguir trabajo y para contratar. Les pasa a las dos partes.
¿A qué se debe esto? Es claro. Tenemos un mercado laboral donde la plataforma normativa acarrea más de 45 años y no se adapta o no se alinea a la 4° revolución industrial, a la globalización, a la modernización y al trabajo del futuro.
La realidad golpea el bolsillo y el poder de compra de todo laburante; la productividad y la inversión de capital humano como factores de crecimiento, es y será totalmente nulo.
En conclusión, un mercado laboral sólido refiere a leyes laborales modernas, eficaces, equilibradas y que nivelen la relación empleadora trabajador terminando con el conflicto y los lóbregos de leyes anti productivas.