La demanda de transporte aéreo global aumentó un 2,6 por ciento durante febrero en la comparación interanual, lejos del crecimiento del 10% registrado en enero.
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SUSCRIBITELa caída de la demanda fue encabezada por Estados Unidos.
La demanda de transporte aéreo global aumentó un 2,6 por ciento durante febrero en la comparación interanual, lejos del crecimiento del 10% registrado en enero.
Así lo mostró el más reciente informe de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA).
La entidad registró un descenso del 3,2% en la demanda en el mercado norteamericano.
Esto se dio frente a los ascensos de otras regiones, que fueron del 4,3% en Europa, el 4,6% en Latinoamérica y el 4,2% en Asia-Pacífico.
IATA atribuyó el freno de la demanda a factores como el hecho de que febrero de 2024, año bisiesto, tuvo un día más que el de 2025 o a que en este ejercicio el Año Nuevo Lunar, temporada alta de viajes en Asia Oriental, se celebró en el primer mes del año, mientras que en 2024 fue en febrero.
En los grandes mercados domésticos, las estadísticas mostraron una caída de la demanda del 1,9%, encabezada por el descenso del 4,2% en Estados Unidos.
También hubieron bajas en Australia (3,8%) y China (3,2%), mientras que hubo subidas en Brasil (8%), la India (13,2%) y Japón (5,8%).
El director general de IATA, Willie Walsh, atribuyó la desaceleración a factores coyunturales.
En ese sentido, recomendó prestar atención a la evolución del mercado norteamericano y alertó sobre la necesidad de replantear ciertos aspectos de la gestión de los aeropuertos europeos.
"El reciente cierre de Heathrow (a causa de un incendio en la subestación eléctrica que le suministra energía) nos recuerda que el actual sistema de derechos de los pasajeros en Europa y Reino Unido no es adecuado", enfatizó el directivo.
El referente del sector aludió al hecho de que las leyes europeas obligan a las aerolíneas a pagar compensaciones y brindar asistencia a los pasajeros cuando hay retrasos o cancelaciones incluso cuando en ocasiones como la mencionada no son responsables últimos, lo que les cuesta miles de millones de euros cada año.
"Afortunadamente, la presidencia polaca de la Unión Europea ha reconocido que esto es un lastre para la competitividad del continente y está impulsando reformas muy esperadas", aseveró Walsh.
Sin embargo, no ocultó su temor a que los cambios no resuelvan del todo la cuestión de repartir responsabilidades en las compensaciones.