Es una de las primeras heladerías del país, la frecuentó nada menos que Carlos Gardel y fue la líder del mercado en la Ciudad de Buenos Aires durante décadas. Son especialistas en postres helado y en el rubro, que cuenta con 11 variedad, tiene el índice de ventas más alto del mercado con el 20% del total de la facturación.
Como a muchas empresas argentinas les llegó la crisis, pero resurgió en manos de una nueva gestión, con una renovación completa de su imagen y ahora lanza sus primeras franquicias.
Roberto De Rossi, el titular de Saverio Heladería, contó la historia del mítico emprendimiento y dio presiciones sobre la negocio que ofrece a quienes quieran franquiciar.
La Historia
Saverio nació en 1909. El fundador era un italiano llamado Saverio Manso que se instaló en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, en la zona de San Cristóbal, que es donde la ciudad estaba más desarrollada en esos tiempos.
Manso comenzó a hacer helado para los amigos, como le había enseñado el papá, en una época donde no había freezers, sino que había máquinas manuales a las que se les agregaba salmuera con hielo seco y se batía todo a mano. Los vecinos y parientes fueron quienes lo impulsaron a comercializar el producto. Fue entonces que abrió en su propia casa un local donde despachaba helados producidos por él mismo en el lugar con un espacio en la parte de atrás con una parra y unos bancos donde la gente podía sentarse a tomar el helado.
A ese local, según versiona el famoso compositor y poeta Enrique Cadícamo en el libro llamado Mis Memorias, acudía frecuentemente Carlos Gardel a quien le encantaba el helado de limón.
Saverio se murió joven. Su hijo Antonio continuó el negocio y en el año 1966 mudó el local a la otra cuadra, en San Juan al 2800, en un local enorme, con la fábrica detrás, que es donde estába hasta hace tres años atrás. Fue líder del mercado en la Ciudad de Buenos Aires, hasta que Freddo le sacó el lugar.
Nuevos tiempos
Casi en la quiebra, Antonio Manso recurrió a De Rossi para que lo ayudara a sostener el emprendimiento. El actual propietario cuenta que fue quien asesoró al hijo del fundador que ya tenía 80 años. "Tenía 93 personas, pero llevamos el plantel a 25 para que no quebrara", cuenta.
La marca, mal gestionada, fue desapareciendo con el tiempo aunque llegó a tener un local en Recoleta frente al cementerio. Hoy ese local lo opera Freddo.
"Yo soy licenciado en Economía y mi padre estuvo muchos años en la industria láctea. Fue uno de los socios fundadores de Gándara y Mendicrim con el ingeniero Mendizábal. Él había vendido la empresa a Nestlé y yo comencé a trabajar allí. Hasta que me fui para buscar opciones de inversión y apareció Saverio", cuenta.
De Rossi cuenta como fue la transición. "Mucha gente piensa que un negocio vale por el tiempo que trabajó allí, por el esfuerzo que puso. Por eso el dueño me pedía 10 lo que valía 2, pero yo le ofrecí 2 y el no aceptó. Después de un año me llamó para que lo asesore, porque Unilever le había dado el mismo valor que yo. Fue entonces cuando lo asesoré alrededor de seis meses, en una especie de transición. Él sabía que de la única manera que había para que su marca siga era que alguien se hiciera cargo. Fue entonces que compramos. Adquirimos prácticamente un pasivo, con el único valor que era la marca".
"Yo conocía un poco el mercado del helado industrial cuando trabajé en Nestlé con las marcas Frigor, Noel y Laponia. Y me acerqué mucho a la gente de fábrica. Cuando comenzamos en 1995 la situación era difícil, era como entrar en 1966 en 1995. Hubo que invertir en maquinarias nuevas, refaccionar el local", rememora.
Una de las ayuda que tuvo fue la del maestro heladero italiabo Pino Scaringella, que llegó para asesorarlos en la puesta a punto de una máquina nueva que importaron. "No me cobró un peso. Hice algunos cursos y aprendí a hacer helados".
Franquicias: camino al futuro
El emprendedor cuenta que lo bueno es que aunque la marca desapareció del mercado, nunca cayó en la calidad y no se desvalorizó. En 2018 redefiniió el negocio, vendieron la propiedad y se mudaron en el mismo barrio, pero con un local totalmente renovado, diseñado por Conticello Arquitetcos, el mismo que diseñó los locales de Freddo, Arredo y Full YPF. Ahora cuenta con mesas altas, locales con conexión a wifi y otras comodidades.
"Yo nunca había querido franquiciar, pero Carlos Canudas, del Estudio Canudas, que es un amigo, me insistió y comencé. Le tenía mucho miedo al tema de la supervisión y que no se respete la calidad del producto porque es un producto que mantuvo el espíritu de lo natural y tiene una cremosidad a partir de crema de leche, que nos pone dos puntos arriba del resto. Pero yo pensaba que aunque tengas un helado bárbaro si manejás mal el local no va a funcionar", cuenta.
"Hoy me di cuenta que en este contexto de país es la manera de crecer mejor", asegura.
Dos modelos de negocio
Saverio ofrece dos grandes módulos de negocios. Uno más chico, con tres a cuatro metros de frente, con un take away y una pequeña barra, que ofrezca helados, postres y cafetería para llevar. Con delivery. Este modelo necesita de una inversión U$S 30.000 con un retorno es de 18 a 24 meses.
El sgundo módulo, más completo, cuenta con con cafetería y repostería y local de 100 m2. Para esta opción hay que invertir entre US$ 60.000 y US$ 70.000, con un retorno en el mismo tiempo.
La franquicia cobra un fee sobre compras y uno para marketing. Ofrecen el software de gestión y los pedidos se realizan de manera centralizada.