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Diario de un emprendedor millennial

Escalar: cómo pasar de tener "un kiosko" a un "supermercado"

Pasar de ese rol de quien hace, para ser quien dice lo que se hace. Pensar en reglamentos y formas de hacer las cosas, más que en efecto hacer que sucedan. ¿Cómo hacer ese click?
Somos Pymes | Facundo Gárriz
Por Facundo Gárriz 19 de octubre de 2023 - 09:49

“Hace mucho que no paso por uno de los locales”, me escuché decir el otro día y todos mis instintos de emprendedor se encendieron.

No era por un ataque de vagancia repentino, tampoco por un brote de covid que me impidiera estar rodeado de gente. Al contrario, había llegado a esa frase por la falta de tiempo debido al exceso de trabajo.

Pero para mi nuevo rol de coordinador, estar en los locales era ir a dar vueltas, escuchar empleados, analizar posibilidades de crecimiento, entender mejoras, relevar necesidades.

Pero para entender los márgenes de venta, los costos de las compras o los ratios de productividad, yo necesito de la tranquilidad que una oficina puede darme, las herramientas de un excel que se usar pero siempre tiene un nuevo tutorial para desafiarme, del silencio del streaming de moda para concentrarme mejor.

Ya no tengo que estar para atender a un cliente enojado o ver cómo se descarga la mercadería.

Porque estar en eso significaría que no estoy pensando en los números que realmente cambian la vida del negocio y que no estoy dejando que otros trabajen lo que yo les pago para que lo hagan.

Ya no es un kiosko donde yo estoy eligiendo la forma en la que se exhibe la mercadería, sino un supermercado que hasta necesita de leyes nacionales para ser equitativo con sus proveedores.

Donde yo no tengo que ir a hacer, sino decir cómo se tiene que hacer.

Pasar de ese rol de quien hace, para ser quien dice lo que se hace. Pensar en reglamentos y formas de hacer las cosas, más que en efecto hacer que sucedan.

Entonces ya no es hablar con el encargado para darle las directivas, sino armar una ppt donde se dice lo que el encargado de la región le dice al encargado del local cómo lo tiene hacer.

Es pensar y no hacer.

Es entender el problema antes de que exista, es saber que hasta que yo no haga zoom en el número crítico, nadie va a venir a avisarme que nos estamos descuidando.

Y para eso no necesito estar en ningún local, o no particularmente.

Sino aferrarme a toda esa experiencia que significó el haber hecho el negocio desde sus cimientos y confiar que a mi ojo clínico no se le escapan las cosas.

Es momento de confiar en la pregunta clave, más que esperar el llamado que todo lo active.

Porque los empleados que ahora son tapados por el océano de trabajo necesitan de un líder que los saque a respirar cuando sea necesario.

Aprender que la decisión pequeña ya no es nuestra para tomar y no enojarnos cuando otro la tome mal.

Saber que desde el lugar de comando hay que tomar pocas decisiones, pero de gran impacto. Y esas no las toma cualquiera, porque para eso hay que haber hecho el recorrido que hicimos nosotros.

Hace poco pequé de pensar que cualquiera podía hacer mi trabajo. Porque si no tengo que estar en todos los locales, estar atrás de todos los temas y hacerme cargo hasta de cómo corta la cebolla la última de las cocineras, entonces el trabajo era muy simple, solo había que hacer un par de tableros de comando y salir adelante.

Pero nunca calculé que esas fórmulas de excel no parten de un conocimiento técnico, sino del instinto de quien necesita esa información.

Un reglamento no se hace con los principios básicos de la seguridad e higiene, sino con el sentido común de quien sabe cómo se deben hacer las cosas para cumplir con esas normas (que son igual de importantes).

Cuando el árbol crece, el podador tendrá menos trabajo, pero requerirá de mayor pericia para hacerlo.

Hace poco me contaron que para podar un árbol de 100 años llamaron a un ingeniero agrónomo, que no cobró por hacer un estudio, sino que se subió hasta la rama más alta y con la pericia del que sabe, rescató esa gran empresa de la naturaleza.

Y yo me quedé pensando que de eso se trata, de entender que sabemos y confiar en eso que sabemos.

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