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La historia de los Paoloni: la PyME arrocera con una larga tradición en Entre Ríos que es exportadora "de toda la vida"

El bisabuelo de Jorge vino de Italia con su padre, alrededor de 1870. Varios años después se instalaron en la provincia mesopotámica. ¿Cómo está hoy la empresa? ¿Por qué dicen que están "remando en dulce de leche"?
Somos Pymes | Lorena Hak
Por Lorena Hak 20 de septiembre de 2023 - 13:05

Con el 80 por ciento de su producción destinada a la exportación, la familia Paoloni ha sostenido una estrategia de negocios que los mantiene como un imperio en la provincia de Entre Ríos, incluso en tiempos difíciles.

"No sé si tenemos suerte o somos muy austeros pero, a pesar de los golpes, hemos sorteado las crisis y hemos aprendido de ellas", comparte con Somos Pymes el productor e industrial arrocero, Jorge Paoloni.

Paoloni y Compañía está radicada en la localidad entrerriana de San Salvador donde produce y procesa y exporta el cereal.

“Somos exportadores de toda la vida, pero estamos remando en dulce de leche, somos sobrevivientes. No me gusta meterme en política, pero gremialmente trato de pelear todo lo que puedo. Hoy soy de la mesa chica de la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa)”, se presentó el empresario en sus primeras palabras.

-¿Cómo surge la empresa?

-La historia de los Paoloni en la Argentina y en el arroz es más o menos así.

Mi bisabuelo vino de Italia con su padre alrededor de 1870, a la provincia de Buenos Aires, y como muchos inmigrantes italianos se instalaron en la zona de San Nicolás.

Vivieron varios años hasta que en 1920 se trasladó mi bisabuelo con un primo a la provincia de Entre Ríos y se instalaron aquí, en Colonia La Blanquita, departamento de Villaguay, y compraron un campo de alrededor de 200 hectáreas.

Con ellos vino mi abuelo Primo Paoloni, que nació en San Nicolás en 1911, y ahí empezaron a desarrollar actividades agropecuarias, hasta que mi abuelo Primo Paoloni en 1930 se independizó de mis abuelos y se trasladó a San Salvador, que era el pueblo más cercano.

-¿Ahí empezó a producir arroz?

-Él ya estaba casado y empezó a trabajar como mecánico con un socio, y a dedicarse a la compra-venta de maquinaria agrícola.

En 1938, con unos 27 años aproximadamente, mi abuelo fue uno de los primeros arroceros de la provincia de Entre Ríos; en realidad, fue el segundo, ya que el primero fue Bourren Meyer, un histórico que introdujo el arroz en la provincia de Entre Ríos.

Mi abuelo le prestaba servicios en los tractores y la maquinaria a este señor, y él fue quien lo entusiasmó para que él y su socio, Armando Berna, sembraran unas 10 hectáreas de arroz en 1938, y así se adentraron en esta cultura de ser arroceros.

-¿Ahí empieza a tomar protagonismo el apellido?

-Fueron creciendo, tuvieron suerte y trabajaron mucho con su socio, y en 1952, mi abuelo ya establecido como un arrocero importante en la zona, junto con otros productores, fue uno de los fundadores de la cooperativa arrocera San Salvador en 1952, una de las primeras, o creo que la primera, Cooperativa Arrocera de Sudamérica, en la que se desempeñó como presidente.

-¿Y al negocio se furon incorporando otros miembros de la familia?

-Él falleció en 1974, siempre fue productor y socio de la cooperativa, donde se entregaba la producción, se industrializaba y se vendía en el mercado interno y de exportación posteriormente.

Al fallecimiento de mi abuelo, mi padre, Ernesto Paoloni, que trabajaba en otra actividad pero también en mecánica y sembraba unas pocas hectáreas de arroz, tomó el negocio de mi abuelo con su hermano y empezaron juntos en el 74 o 75, hasta que en 1988, cuando falleció el hermano de mi padre, se disolvió la sociedad que tenían.

Cuando se disolvió la sociedad, yo comencé a trabajar con él, después de haberme graduado en la Universidad de Santa Fe, y empezamos a desarrollar lo que hoy es Paoloni y Compañía SRL.

A partir de 1988-89, comenzamos a crecer en producción con mi padre y con la empresa.

Estaba compuesta por cuatro socios: mi padre, mi madre, mi hermana y yo. Mi padre y yo trabajábamos en la empresa y empezamos a crecer hasta que en algunos momentos sembramos casi 2.000 hectáreas.

Siempre la media de arroz que sembramos fue entre 1.200-1.300 hectáreas. En esta zona se riega con agua de pozo profundo de 60-70 metros, y el agua se encuentra a 30 metros. Es un riego bastante costoso, pero es un riego seguro.

-¿La empresa siempre crecía pese a las crisis cíclicas que tiene el país?

-Nos fuimos desarrollando y ampliando la producción. Siempre me entusiasmé con todo lo relacionado con el comercio, empecé a viajar y a dedicarnos a la exportación. Así que desde esa época, poco a poco fuimos creciendo, siempre sostenidos en una producción media de alrededor de 2.000 hectáreas de arroz.

Nuestra producción, sumada a la de algunos productores de San Salvador a quienes comprábamos, se exportaba y seguimos exportando actualmente.

Nuestra empresa, a pesar de los problemas económicos del país y siempre con mucho trabajo, firmeza y austeridad, logró sostenerse en el tiempo. Hoy tenemos alrededor de 50 empleados en un pueblo de 15.000 habitantes.

-¿Solo arroz producen?

-Producimos arroz como actividad principal, lo industrializamos, lo exportamos y a su vez sembramos soja, que nos sirve como rotación para las tierras de arroz y trigo, y sembramos pasturas en general.

También tenemos algo de ganadería y desarrollamos una actividad comercial, que lleva más de 50 años, ya que son negocios que heredamos de mi abuelo y que continuamos manteniendo, como la venta de tractores, motores y bombas para riego, así como un taller bastante grande de reparaciones en general de maquinaria agrícola.

-¿Y tu descendencia también se suma al negocio?

-Mi padre falleció hace pocos meses, pero hace más de un año que la Sociedad Paoloni y Compañía S.R.L. está compuesta por mis dos hijos, Federico, que es licenciado en Economía y tiene 27 años, y Giuliano, que es contador y tiene 24 años, además de mi esposa Silvina Noir, que es contadora. Los cuatro administramos la sociedad y los cuatro, codo a codo, hemos venido luchando en este país con mucho esfuerzo, trabajando, generando empleo, produciendo y exportando.

Queremos seguir adelante y ojalá cambien las condiciones económicas y políticas de este bendito país.

A pesar de mis 60 años y de muchos años en el sector agropecuario y comercial, tengo ganas de hacer más y de seguir progresando, y de seguir ayudando a mis hijos a desarrollarse en este ámbito. Estamos realmente agradecidos a la vida y a nuestra familia por trabajar en este hermoso oficio, que es el de la agricultura y el desarrollo en una economía regional y una empresa PyME.

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