Desde joven, Fernando Hernández mostró interés por el dibujo y por desarrollar proyectos propios.
Para continuar, suscribite a Somos Pymes. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITEFernando Hernández dejó todo para fundar un estudio de diseño y fabricación de muebles con alma argentina y espíritu escandinavo. Sacrificio, creatividad, estrategia y resiliencia: la verdadera historia detrás del camino emprendedor.
Desde joven, Fernando Hernández mostró interés por el dibujo y por desarrollar proyectos propios.
Durante varios años ocupó cargos vinculados al marketing y llegó a desempeñarse como subgerente en un instituto europeo, donde también comenzó a dar capacitaciones.
A los 23 años recibió una propuesta para mudarse a España como gerente comercial del Instituto. Su primer hijo había nacido recientemente.
Rechazó la oferta y decidió avanzar con un proyecto propio que venía desarrollando desde hacía un tiempo. Para financiarlo, vendió sus pertenencias.
“Nos lanzamos sin nada. Tuve que vender impresoras, sillas, mesas, literalmente todo. Después de venderlo todo me mudo a un departamento y ahí empieza Arbeitt, ya tenía registrada y conformada la marca”, dice el protagonista de la historia a Somos Pymes.
En 2013 fundó Arbeitt, un estudio de diseño mobiliario con fabricación propia. El enfoque inicial fue armar una marca de mobiliario accesible, pero de calidad y diseño.
El proyecto fue desarrollado junto a Daniel Wawrik, amigo, cofundador y socio productivo, cuarta generación de carpinteros y ebanistas. Ambos crecieron en entornos familiares vinculados a la industria.
En este contexto, iniciar un emprendimiento de diseño y producción no fue una idea ajena.
Comenzaron fabricando muebles de estilo escandinavo, por entonces poco comunes en el mercado argentino.
Una semana después del lanzamiento, lograron 60 órdenes de compra.
La producción inicial se realizó en alianza con fábricas del entorno, y el equipo pasó de tres personas a catorce en menos de un año.
Pasó un mes sin concretar ventas. Tenía que afrontar el alquiler de un departamento y el margen de tiempo era limitado. No encontraba una explicación clara a la falta de resultados.
“Mi resiliencia e inspiración emprendedora creo que vienen de mis abuelos maternos. Mi abuelo falleció sin verme fundar la marca. Por el lado paterno llevo en las venas la industria, sin dudas. Grandes empresas ligadas al acero y a la metalurgia. De ahí tomo inspiración y aprendizaje”, recuerda Fernando.
“Estaba sentado a la noche en mi casa, pensando. En eso, miro para atrás, donde había un estante con la imagen de mi abuelo materno, un florero y la Virgen de Lourdes, y digo: Ya está, se acabó, no tengo más tiempo para esperar. Era vender o vender”, cuenta el emprendedor.
Poco después, al volver la vista hacia la computadora, recibió un correo.
El mensaje era de la Dra. Angelika Scheucher: “Necesito que venga alguien a mi domicilio porque quiero hacer uno o dos muebles y terminamos haciendo 35 muebles”.
“Para nosotros Angelika fue nuestra hada madrina. Hoy es la madrina de la marca”, admite Hernández.
Otro de los primeros clientes fue el Dr, Carlos Korte. También hubo otras personas que estuvieron presentes y acompañando en los inicios, cuando la PyME empezaba a tomar forma.
A partir de la Dra. Angelika, Arbeitt no dejó de vender nunca más.
¿Por qué no lograbas vender antes de Angelika? Fernando explicó que la estrategia de marketing utilizada estaba pensada para un entorno de venta presencial, como la de un local comercial.
Apuntaba a un cliente que entra, observa el producto y compra.
Para 2013, el modelo de consumo comenzó a cambiar. La transición hacia el comercio online ya estaba en marcha, aunque no todos lo notaban.
Por ejemplo, "la venta online de muebles empezó a crecer de manera sostenida a partir de ese año. En 2016, según la Cámara de Madereros Argentina, el 35% del mobiliario ya se vendía online. Hoy es el 70%. Yo adapté la estrategia publicitaria en ese momento, usando Facebook Ads con un mensaje directo: 'Comprá, recibí, disfrutá'", indica el emprendedor.
Frente a la inquietud de quienes querían ver el mueble antes de comprarlo, explicó que su método consistía en conversar con cada persona para entender qué necesitaba.
A partir de eso, detallaba materiales, procesos y calidad de fabricación, y reforzaba su propuesta con videos personalizados.
También aclaraba que la fábrica no funcionaba como showroom y que no estaba habilitada para visitas.
Para resolver la comparación con lo que se veía en locales, señalaba la diferencia de precio y explicaba: “Si lo viste en un local a $2.000.000, con nosotros cuesta 1.000.000, porque no tenemos intermediarios ni local a la calle. Y así lo vendía”, resalta Hernández.
No tienen showroom porque trabajan a pedido por canales online y telefónico, con asesores formados en diseño, decoración o producción.
Una productora que trabajaba para Falabella nos quería comprar la producción de mobiliario y publicar los muebles de la empresa en la tienda online.
Cuando un cliente hacía una compra, la orden de producción llegaba directamente al taller. El modelo funcionaba como una venta tercerizada.
Durante un tiempo funcionó, pero luego cambiaron las condiciones y se decidió no seguir.
A partir de ahí, se intentó formalizar: abrir una cuenta bancaria de negocios, armar una SRL y canalizar la producción como una unidad separada.
“Los bancos no me querían abrir una cuenta de empresa. Habíamos trabajado con marcas grandes, había proyección, pero nos decían que no teníamos espalda como fábrica ni como marca. En ese momento, sin contacto directo, no había forma", rememora Fernando.
"Un día, en plena Panamericana, me quebré: ya teníamos el acuerdo cerrado, varias reuniones y no podíamos avanzar, todo se frenó. Pero fue lo mejor que me pasó, porque ahí empecé a valorizar la marca”, reconoció.
El emprendedor buscaba un banco en zona norte de Pilar. Recorrió varias sucursales sobre Panamericana, intentando abrir una cuenta sin recibir atención en cinco bancos consecutivos. En el sexto, le piden que regrese más tarde.
Mientras cargaba nafta en un estacionamiento, ve que están montando una nueva sucursal de un Banco X; recuerda su experiencia laboral previa en ese banco y decide probar suerte.
Se presenta, lo reciben y lo invitan a volver el lunes. Ese día regresa con un gesto amable: un kilo de masitas.
Aunque al principio no lo notan, logra iniciar una conversación que lo lleva a reunirse con el gerente y un ejecutivo de cuentas.
Durante la reunión, percibe desinterés por parte del personal, pero se entera que el gerente era nuevo en el cargo.
A pesar de que el banco no estaba prestando dinero ni otorgando créditos en ese momento, logra avanzar con su pedido: una chequera y una cuenta para comenzar una actividad productiva.
Entonces, ¿¡te sirvió la estrategia de llevar masitas!? “Me sirvió un 200%. Es la implicación de poder decir, regístrame más allá del nombre; en el contexto de la inauguración de una sucursal con alta concurrencia, busqué captar atención directa, insistiendo toda la semana incluso con enojo ante el gerente, quien finalmente accedió, posiblemente influido por la insistencia, el gesto y el pitch", ilustra.
"Al tiempo, se habilitó la cuenta máxima del banco”, destaca el empresario.
Cintia Luque, esposa y madre de sus dos hijos, estuvo involucrada desde el inicio del proyecto.
Su hijo Benicio, que hoy tiene 12, estuvo ligado a Arbeitt desde muy chico. Durante un período No quería cenar si su papá no estaba presente.
En ese momento, Fernando trabajaba desde un depósito sobre Panamericana, después de dejar una oficina en Pilar para reducir costos. Cintia lo llamaba: “Fer, venite porque no quiere comer”.
Hernández interrumpía sus tareas para regresar. Esa rutina se repitió en varias ocasiones.
“Cintia dejó su trabajo para acompañarme en el desarrollo del emprendimiento. Fue una decisión de confianza, me respaldó desde el primer día. Con el tiempo comenzamos a trabajar juntos; ella se desempeña como interiorista y diseñadora de arquitectura", asevera el entrevistado.
“En Argentina, emprender no siempre es una elección consciente, sino una respuesta a circunstancias", admite Fernando.
"Quienes emprenden suelen hacerlo guiados por una necesidad de acción, sostenida por la pasión y la capacidad de aprendizaje”, argumenta el empresario y advierte sobre los mensajes idealizados que circulan en torno al emprendedurismo.
Además, Hernández resalta la importancia de no ocultar las dificultades: emprender implica caídas, esfuerzos y resiliencia.
“No vendemos al mejor postor y valorar la marca que muchas veces el emprendedor no lo hace. El pitch, la capacitación y la formación continua son aspectos fundamentales del proceso emprendedor”, concluye el creador de Arbeitt, quien, además, es autor del libro “Prohibido Emprender”, una obra con un enfoque inspirador.