Para las pequeñas y medianas empresas, una ayuda externa puede marcar la diferencia entre el crecimiento y el estancamiento. El consultor o consultora es la figura con experiencia y conocimiento que puede llevar a la empresa a mejorar operaciones, aumentar ventas y alcanzar los objetivos a corto, mediano y largo plazo.
Sin embargo, no todos los consultores son iguales, por eso la elección del profesional adecuado es clave.
Algunos se especializan en áreas como marketing, comunicación, ventas, finanzas o gestión de proyectos, mientras que otros poseen experiencia diversa en diferentes tamaños e industrias.
Según la Universidad de Chicago, las empresas que contrataron a un consultor tienen un 20% más de probabilidades de sobrevivir a los primeros cinco años, considerando que el 80% de los emprendimientos no alcanzan los dos años de vida.
¿Cómo elegir al consultor o la consultora perfecta?
Primero, establecé las necesidades específicas del negocio y lo que esperás del consultor, respondiendo a preguntas como ¿Qué experiencia y conocimientos son esenciales? ¿Qué presupuesto tenés disponible? ¿Cuáles son las principales problemáticas tácticas y estratégicas a definir?
A partir de este momento, comienza la búsqueda de la persona más idónea, y estas son algunas recomendaciones:
- Buscar en línea: Probablemente este sea el primer lugar para indagar, aunque no necesariamente el más confiable, por la dictadura de los algoritmos. Así y todo te servirá de referencia inicial.
- Preguntar entre tus contactos, amigos, familiares o colegas: Si ya hay alguien que atravesó el proceso podrá advertirte y aconsejarte sobre su experiencia. Para este caso, LinkedIn.
- Leer reseñas y verificar la experiencia: Las redes sociales dejan a la vista los trabajos realizados, indicando marcas o clientes. Podrías hablar con ellos. También es posible que cotejes credenciales, con preguntas específicas.
Una vez contactados los posibles candidatos, verificá que la persona tenga experiencia en el área, tanto en el rubro como en su ejercicio de rol consultor.
En relación al presupuesto y precio, habrá que definirlo de manera conjunta, metodología de trabajo, días, horarios, áreas de consultoría y tiempos de entrega.
Para ello, no hay una fórmula concreta. Se recomienda una etapa de diagnóstico, para que efectivamente el consultor pueda revisar los temas que en principio se plantearon como necesidades, como parte del planteo del método de trabajo, que puede ser flexible.
El nivel de involucramiento es otra variante para definir un presupuesto. Hay consultores que tiene un alto nivel de compromiso y hasta forman parte de los resultados del negocio, en caso de avanzar por este camino, es recomendable que hayas tenido varias experiencias de trabajo con esa persona.
Por otro lado, un nivel bajo de involucramiento no es el más aconsejable porque llevará tiempo invertido pero que al momento de ejecutar acciones no habrá acompañamiento.
Un punto intermedio en el que se acompañe en el plan de acción con un fee mensual, donde exista un compromiso de trabajo en cooperación mutua, es una de las soluciones habituales.
Por último, una comunicación fluida, será uno de los pilares para lograr el éxito conjunto.