En un mundo empresarial cada vez más digitalizado, la inteligencia artificial (IA) emerge como un componente esencial en las estrategias corporativas. En este sentido, el informe "El arte de la madurez de la IA", liderado por el director de Innovación de Accenture Argentina, Juan Pablo Chemes, destaca que solo el 12% de las organizaciones están aprovechando plenamente la IA para impulsar un crecimiento significativo en ingresos, experiencia del cliente y métricas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG).
¿Es importante regular la IA?
Chemes enfatiza la importancia de un enfoque ético y responsable desde el diseño de la IA como clave para el éxito en su implementación. Esta práctica no solo genera confianza entre los consumidores y escalabilidad en las operaciones, sino que también prepara a las empresas para adaptarse con agilidad a las normativas en evolución. En un escenario donde países como el Reino Unido, Brasil y China lideran la regulación de la IA, el cumplimiento normativo se posiciona no solo como un requisito, sino como una ventaja competitiva estratégica.
La investigación de Accenture, basada en entrevistas a 850 ejecutivos de alto nivel en 17 geografías y 20 industrias, destaca la generalización del conocimiento sobre la regulación de la IA, con un 97% de los encuestados conscientes de su inminente impacto. Además, el 95% espera que las regulaciones de la Unión Europea afecten al menos una parte de sus negocios.
Muchas organizaciones ven el cumplimiento normativo no como una carga, sino como una fuente de ventaja competitiva. Un 43% cree que mejorará su capacidad para industrializar y escalar la IA, y un 36% ve oportunidades de diferenciación competitiva.
Según Chemes, el 77% de los encuestados considera la futura regulación de la IA como una prioridad actual para toda la empresa. De ese grupo, más del 80% estaría dispuesto a destinar el 10% o más de su presupuesto de IA para cumplir con los requisitos regulatorios para 2024. Sin embargo, solo el 6% ha establecido una base sólida de IA responsable y ha puesto sus principios en práctica, revelando una brecha significativa entre la intención y la acción.
IA sin límites
La principal barrera para escalar la IA de manera responsable radica en su complejidad. Casi el 70% de los encuestados carece de un modelo de gobernanza de IA responsable completamente operativo e integrado. La incertidumbre sobre los procesos de regulación y los estándares inconsistentes en diferentes regiones también contribuyen a esta parálisis estratégica.
Ante estos desafíos, Chemes propone un marco basado en cuatro pilares: principios y gobernanza, riesgo, política y control, tecnologías y habilitadores, y cultura y liderazgo. Así, se busca que las organizaciones puedan fundamentar una base de IA responsable, preparándolas para adaptarse rápidamente a nuevas regulaciones y responder a los requisitos de cumplimiento.
Chemes sostiene que la IA responsable va más allá del cumplimiento normativo. Al integrar la ética de los datos y la seguridad de la información desde el diseño, las organizaciones pueden superar barreras comunes y escalar la IA de manera sostenible y confiable, lo que conduce a un mayor rendimiento para clientes, accionistas y empleados.
En última instancia, Chemes subraya que no se trata solo de ética o cumplimiento; es una palanca estratégica para el éxito empresarial. Las organizaciones que adopten un enfoque proactivo y responsable desde el diseño no solo se alinearán con las regulaciones emergentes, sino que también se posicionarán para una ventaja competitiva significativa, permitiéndoles liderar en la era de la transformación digital.