Las PyMEs son las verdaderas protagonistas para lograr revertir la situación de bajo crecimiento del empleo en Argentina y de la mejora del nivel de ingreso de muchos de los habitantes. Las PyMEs son el 99,2 % del volumen empresario argentino y generan el 70 % del empleo actual.
Existe una correlación directa entre crisis económica y los niveles de pobreza que azotan a cada país.
En Argentina, en1988, el INDEC publicó los primeros datos de pobreza.
En mayo de 1994 se registró el nivel más bajo de la serie con un 16.1%.
El peor dato fue en 2002 cuando llegó a un 57.5%.
En la actualidad tenemos el tercer peor dato de la serie con un 40.1%.
Actualmente 4 de cada 10 argentinos están trabajando con un salario registrado que se encontraría por debajo de la línea de pobreza.
El problema será difícil de solucionar a mediano plazo debido a la incidencia de la inflación como principal acelerador de la caída de poder adquisitivo del salario de los trabajadores.
Al comparar el periodo 2022 respecto 2023, para una familia con 4 integrantes. Si tomamos el caso donde 2 personas adultas reciben ingresos promedios iguales tomando los 3 principales deciles de la serie de distribución de ingresos en el 2022, en promedio percibían USD 728, USD 461 Y USD 284 respectivamente.
Mismo análisis a datos de hoy los deciles son de USD 619, USD 364 Y USD 213. Es decir, el 49% de la población (clase baja) percibía ingresos por USD 284 mientras que hoy con USD213 representa aproximadamente el 50% de la población argentina.
La mejora del nivel de Ingreso no es posible efectuarla sacándole una parte al que produce como son las PyMEs, emprendedores o Autónomos para entregársela al que está fuera del sistema de producción en forma indefinida.
Hace ya más de 25 años la política intentó convencer al nivel socioeconómico más bajo y vulnerable de la población que esto era posible. El resultado fue la creación de más pobres e indigentes.
Básicamente por qué aquel que produce e invierte tiene la potencialidad de incluir a aquel que está fuera del sistema de producción sin empleo. Acá las PyMEs cumplen un papel fundamental.
A su vez, quien no produce pero podría hacerlo más y mejor podría también incluir a muchas de estas personas dentro de ese circuito productivo para ofrecer sus bienes y servicios.
Sin embargo, no lo hace por qué la política regula hasta la fórmula de la inversión privada.
Si la asignación de recursos y capital por parte de un argentino tiene regulado el precio al cual debe vender su bien o servicio nadie va invertir por qué se está regulando su retorno de capital.
Si la asignación de recursos y capital por parte de un argentino a una inversión tiene riesgo de contraparte que un sindicato le pare la planta de producción, le determine la extensión de la jornada laboral o los días laborales o no nadie va a asumir ese riesgo.
Si la asignación de recursos y capital por parte de un argentino requiere mano de obra pero eso implica un juicio laboral que lo va a dejar sin los recursos y capital entonces el costo de oportunidad indica que es mejor quedarse con el capital a pérdida en el tiempo que exponerlo a la inversión.
Menos Inversión privado = menos crecimiento económico = menos empleo = más pobreza = más indigencia.
No hay salvadores.
Uno de los grandes problemas para la generación de empleo formal en Argentina son los juicios laborales.
A mayor riesgo de contratación laboral por parte de las PyMEs menor generación de empleo en nuestro país.
En Argentina hay alto nivel informalidad laboral por que el costo se incrementa producto de la industria del Juicio que deja en vulnerabilidad a miles de PyMEs.
Mientras en 2003 hubo sólo 3017 Juicios para 2009 había crecido 1280% a 41538 Juicios.
En 2015 había crecido 3420 % a 106021, en 2017 a 4240 % a 130679. Para 2023 estamos en un record de 136000 RECORD con un crecimiento de 4410% respecto de 2003 y la medición es a Septiembre de este año.
En Argentina, hay 18.632.582 personas pobres y 4.321272 personas indigentes.
En los grupos de edad según su condición de pobreza un 56.2% de las personas de 0 a 14 años son pobres, mientras que la indigencia para este mismo grupo es de 13.6%.
La pobreza e indigencia en Argentina no es producto de la desdicha del destino de sus habitantes sino de las malas políticas públicas que han condicionado ese destino de los Argentinos.
El capital es sinónimo del enemigo sin embargo los mayores niveles de ahorro y mejora del bienestar de vida se ven en la clase política en detrimento de los Argentinos.
El capital debe ser apropiado vía impuestos y distribuido hacia los que menos tienen.
Sin embargo, los que menos tienen cada vez tienen menos por que el capital no es reinvertido para incluirlos en el sistema privado de producción por qué es regulado, condicionado y hasta adelantado en sus impuestos y ganancias por la política.
El capital es concentrador.
Sin embargo, el 99,2 % del volumen del país es Pyme que está asfixiado de impuestos y regulaciones que anulan la reinversión, adquisición de bienes de capital y mano de obra para apostar por un crecimiento. Sobreviven y subsisten.
El inversor privado americano James Dale Davidson describe en palabras lo que viene sucediendo en nuestro país también con los planes sociales vía reparto y distribución de los que más tienen que cada vez tienen menos a los que menos tenían y ahora tienen menos aún.
«Los políticos no se limitan a exigirte tu dinero: quieren tu espíritu. Quieren doblegarte con sus impuestos hasta que te veas indefenso. Si subvencionamos la pobreza y el fracaso, lo que obtenemos es precisamente más pobreza y más fracaso.»