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Tips para emprendedores

Los errores que llevaron a una hamburguesería a replantear el negocio: ¿por qué fueron salvadores?

¿Cómo fue la historia de El Desembarco, un emprendimiento que nació en Boedo y sufrió muchos cambios hasta llegar a un presente de expansión?
Somos Pymes | Gonzalo Otalora
Por Gonzalo Otalora 5 de julio de 2023 - 09:47

Pongamos que tenés el sueño de abrir una hamburguesería y la primera semana explotás de trabajo. Saltás de felicidad porque la decisión fue la correcta y te proyectás al futuro y se te hincha el pecho.

Pero, pasan las semanas, las ventas bajan, la gente se queja y no sabés qué está pasando. Implementás cambios y nada se mueve, salvo la cuenta bancaria que cada día se achica.

Y de repente, todo el entusiasmo se vuelve incertidumbre y angustia.

Así comienza la increíble historia de la franquicia El Desembarco.

Hoy tiene más de 24 negocios y una larga listas de crisis que casi lo llevaron, como al comienzo, al abismo. Pero, tuvo la virtud de saber reinventarse a tiempo, encontrar respuestas y ajustes para sobrevivir y crecer.

¿Cómo hizo para superar los problemas de calidad, organización y abastecimiento que trajo el éxito?

En 2017, Julio Gauna junto Fernando Rodríguez Choque, Daniel Ogando y Lucas Viera crearon la hamburguesería y cervecería El Desembarco, en Boedo. Por entonces, un rubro en plena expansión.

Los primeros días fueron de película. Cola de gente, felicitaciones por el producto, y un ticket de compra que hasta a ellos los dejó con la boca abierta.

Sí, era el sueño de todo emprendedor. Pero al poco tiempo el éxito repentino se volvió una cachetada de incertidumbre. Las semanas pasaban, los números estaban tan rojos que quemaban y los cambios que implementaron no lograban cambiar la historia.

Ahora, ya no había colas, ni tantas felicitaciones, había preocupaciones. Julio y sus socios se preguntaron “¿qué estamos haciendo mal?”.

Esa pregunta llevó a inspeccionar todos los procesos. Y descubrieron que no eran constantes con su producto. Digamos que el sabor no era siempre el mismo, eso generaba insatisfacción y queja de los clientes.

Es decir, ellos mismos estaban construyendo su propio fracaso, sin saberlo.

Corrigieron su producción y una vez que estandarizaron el sabor se enfocaron en atraer nuevo público. Uno de los grandes aciertos fue difundir su marca en la comunidad foodie El Club del Bajón.

Ahora sí, El Desembargo empezó a crecer otra vez. Y ese crecimiento inspiró la idea de franquiciar el negocio.

Así abrieron 5 sucursales. Pero ellos no sabían que crecer de golpe los llevaría, otra vez, a golpearse contra el abismo. El crecimiento desorganizado explotó en la calidad, malos entendidos y problemas de organización.

Es lo que le pasa a la mayoría de las franquicias que crecen de golpe, sin planificación. Otra vez la queja de los clientes, y ahora se sumaban los franquiciados.

Entendieron que el único camino era profesionalizarse e invertir fuerte.

Crearon un centro de producción para estandarizar la calidad. Volvieron a crecer. Abrieron más locales, y aún con la experiencia de los errores pasados, está vez la bomba volvió a explotar.

Ahora, el conflicto era el abastecimiento.

Los franquiciados se quejaban de que los productos llegaban tarde, y eso complicaba la operación de los locales.

Invirtieron en una flota propia, y un proceso clave, un sector administrativo y de auditoría para anticiparse a estas crisis de crecimiento y estar más preparado

Así las cosas, ahora El Desembarco se prepara para una nueva expansión, cada vez más sólido, con más experiencia y cintura para enfrentar las crisis, propias y de esta Argentina y nunca da respiro.

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