Invertir en una franquicia suele presentarse como un camino seguro hacia un negocio propio.
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SUSCRIBITESe trata de una buena situación para emprender, pero no es un boleto directo al éxito.
Invertir en una franquicia suele presentarse como un camino seguro hacia un negocio propio.
La propuesta es atractiva: una marca reconocida, un modelo probado, procesos estandarizados y una red de soporte que, en teoría, reduce los riesgos típicos de emprender desde cero.
Los materiales promocionales suelen incluir proyecciones de ventas optimistas y plazos de recupero que transmiten la idea de un retorno acelerado de la inversión.
Sin embargo, la realidad puede ser más compleja.
No todas las franquicias logran cumplir con los resultados que proyectan, y las diferencias entre el escenario ideal y el desempeño real pueden ser significativas.
Analizar a fondo la estructura de costos, los márgenes reales y la capacidad de sostener financieramente los primeros meses de operación es clave para tomar una decisión informada.
En algunos casos, será necesario contar con capital adicional para atravesar un período inicial de pérdidas antes de alcanzar el punto de equilibrio.
Cuando se analiza la oferta de una franquicia, uno de los datos que más peso tiene para el potencial inversor es el tiempo de recupero de la inversión inicial.
No es raro encontrar propuestas que prometen recuperar el capital en dos o tres años, e incluso en plazos menores si las condiciones acompañan.
Sobre el papel, los números suelen cerrar: estimaciones de ventas crecientes, márgenes operativos que parecen alcanzables y un esquema de costos fijos que, al menos en teoría, no deja espacio para grandes sorpresas.
El problema surge cuando el “ideal” que aparece en los folletos, se contrasta con datos reales o con supuestos más conservadores.
Pequeñas desviaciones en los indicadores claves mencionados, pueden modificar radicalmente el escenario: un nivel de ganancia apenas inferior o un costo fijo anual algo mayor al previsto, pueden retrasar el retorno de la inversión varios meses o directamente impedir que se alcance dentro del período esperado.
Por eso, más allá de la marca y la solidez del modelo, es fundamental que el inversor evalúe si las condiciones que le presentan son realistas para su contexto particular.
Para ello analizamos tres franquicias de rubros distintos. No se trata de recomendar o descartar ninguna de ellas, sino de usar sus modelos como ejemplos para ver cómo varían los resultados cuando se cruzan proyecciones con supuestos más prudentes.
El primer caso es “Quëm”, un comercio dedicado a la venta de alimentos congelados que, de acuerdo a la información del catálogo argentino de franquicia proyecta recuperar la inversión en unos 30 meses.
A simple vista, con un volumen de ventas proyectado en US$ 72.000 y una inversión total de US$ 22.900, parece suficiente para lograrlo.
Sin embargo, cuando se incorporan costos laborales y otros gastos fijos basados en datos actuales del mercado, la ecuación se ajusta y ese plazo puede alargarse (incluso superando la duración del contrato).
El segundo ejemplo es “RedPascal”, una universidad a distancia que opera bajo dos modalidades: Exclusiva y Corner.
Ambas prometen un recupero en 24 meses, pero sus estructuras de costos y niveles de facturación son distintos.
Por último, Guapaletas, un food truck especializado en helados artesanales en forma de paletas, presenta un planteo optimista: dos veranos bastarían para recuperar la inversión.
El negocio es estacional por naturaleza, lo que implica que la rentabilidad real depende fuertemente de la performance en esos meses clave.
Si bien en las presentaciones oficiales no aparece explícitamente, existe un concepto clave para cualquier interesado en franquicias que no debe pasarse por alto para evaluar la viabilidad de la inversión: el margen operativo mínimo necesario para cumplir con el plazo de recupero prometido.
En el caso de Quëm, alcanzar el recupero en 30 meses implica sostener un margen de beneficio cercano al 40% lo que obliga a una gestión muy eficiente de costos y un volumen de ventas constante.
Para RedPascal Exclusiva, los números cierran con un margen superior al habitual del rubro, que suele ser del 20%.
Esto significa que, con un control estricto de los gastos fijos, manteniendo un flujo estable de inscripciones y teniendo un beneficio cercano al 45%, el plazo de 24 meses puede ser factible.
En Guapaletas, el margen operativo mínimo para cumplir con los “dos veranos” prometidos ronda el 15% y resulta desafiante: se puede lograr si las ventas proyectadas se cumplen y no hay incrementos de costos fuera de lo previsto, pero cualquier desviación podría hacer que el plazo se extienda.
Cabe remarcar que este análisis se realizó bajo supuestos optimistas: proyecciones de crecimiento anual en línea con el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), valores a dólares constantes, costos laborales estimados en US$ 8.000 anuales por empleado, muy por debajo del último dato SIPA que los ubicaría en torno a US$ 15.100, y un escenario estático para facilitar la comparación.
Si bien Argentina se encuentra en una etapa de relativa estabilización, en dos años hay elecciones presidenciales, lo que históricamente genera tensiones económicas y volatilidad.
Además, a la hora de invertir, no puede dejar de considerarse la posibilidad de aumentos de costos, cambios en la legislación laboral o imprevistos que afecten la operación.
Estos factores pueden modificar significativamente los resultados reales frente a las proyecciones.
¿Donde puede haber oportunidades? ¿Cuál es el rendimiento de una inversión en una franquicia comercial? Qué conocimiento previo tengo que tener? ¿Cómo asesorarme? ¿Dónde saber sobre las opciones de inversión en una marca?
Los próximos jueves 11 y viernes 12 de Septiembre se realizará la 30° exposición internacional de franquicias en La Rural, con propuestas sumamente innovadoras.
En definitiva, una franquicia puede ser una buena oportunidad para emprender con el respaldo de una marca ya establecida, pero no es un boleto directo al éxito.
Los números cuentan una historia que muchas veces es menos glamorosa que la que aparece en el folleto.
Antes de firmar cualquier contrato, es fundamental hacer estimaciones y evaluaciones realistas, contemplar escenarios menos favorables y asegurarse de tener la capacidad de sostener el negocio durante el tiempo que realmente pueda tardar en dar ganancias.
Porque en el mundo de las franquicias, como en cualquier inversión, la diferencia entre un buen negocio y una mala experiencia muchas veces se define antes de poner la primera piedra.
La inversión debe abordarse con el mismo rigor técnico que cualquier otro proyecto.