Se llama Jésica Urbach y es la creadora de Menta, una marca de joyas y accesorios que se identifica con su origen bien argentino.
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SUSCRIBITESe llama Jésica Urbach y es la creadora de Menta, una marca de joyas y accesorios que se identifica con su origen bien argentino.
Desde el showroom ubicado en el barrio de Colegiales, cuenta su historia. “Desde pequeña me interesé por el diseño. Cualquier cosa que requiriese habilidad manual y creatividad, me fascinaba”, recuerda la graduada de diseñadora Industrial en la UBA.
“Mi sueño siempre fue hacer mi propia marca, por lo que una semana después de mi último examen de la carrera yo ya estaba haciendo pruebas para lo que luego se convertiría en Menta”, repasa.
“Durante la carrera universitaria aprendí a trabajar con distintos materiales y métodos de producción. Para un proyecto específico en la facultad tuve que ir a la Avenida Boedo. Ahí fue donde conocí el mundo del cuero argentino. Mientras caminaba las calles por primera vez me sentía en mi lugar, envuelta entre olores, colores y texturas. Era mi mundo. Me volví loca con el sinfín de opciones de los distintos cueros y por sobre todo por lo que representaba esta materia prima tan noble y antigua, un material que nos identifica tanto como argentinos”, cuenta.
Urbach aprovechó que el país es muy reconocido como exportador de cuero de altísima calidad a todo el mundo.
“Me parecía muy interesante y original exportar un producto terminado, diseñado y fabricado 100% en Argentina. A la hora de elegir en qué transformar esta materia prima, la idea no convencional de utilizarlo para hacer joyas cautivo mi corazón”, resalta.
En Argentina se usa el cuero para infinidad de productos, no obstante utilizarlo para realizar joyería era algo que salía de lo conocido. A la hora de pensar cómo transformar el cuero en joyas, recurrió al corte láser, un método fascinante por su simpleza, velocidad y por la cantidad de cosas que se pueden lograr.
“En ese momento comencé el periodo de pruebas. La idea ya se materializaba; el cuero se transformaría en joyas mediante la combinación de dos procesos: el industrial, máquinas de corte láser que otorgarían precisión y escalabilidad, y el proceso artesanal, la terminación de cada pieza a mano que brindarían la calidez y el cuidado de cada joya”, explica y añade.
“Después de varias muestras y pruebas estaba lista para lanzar mi primera colección. Tomé un préstamo de $10.000, fabriqué mis primeras 500 joyas y las exhibí en un evento de lanzamiento en el cual vendí tanto que apenas me quedaron seis unidades. Yo estaba impactada, aproveché para escuchar a las mujeres, ver qué les gustaba, en qué cosas podía mejorar. De esa primera instancia me llevé un aprendizaje inmenso y además me sirvió para devolver el préstamo y para invertir en la próxima producción”.
Como todo emprendimiento que nace, Urbach trabajaba desde su casa. De a poco fue creciendo la marca, explorando el mundo mayorista y minorista, insertándose en el mercado argentino, hasta que en un viaje a New York lo cambió todo.
Recorriendo las calles del Soho y estudiando el mercado en uno de los centros más importantes de diseño, pensó: “yo quiero vender en Estados Unidos. Tuve la posibilidad de reunirme con algunas personas allá y mostrarles mi producto y realmente les parecía muy innovador y con gran potencial”.
Volvió con ganas e ilusión, se inscribió en todas las charlas de exportación que encontraba y se empezó a informar. Al poco tiempo llegó la primera clienta de Estados Unidos.
“Contamos con la gran ventaja de que nuestras joyas son super livianas y pequeñas, eso hace que la logística para enviar al exterior sea simple y económica. Exportamos a través de Courier, y muchas veces llega más rápido que los envíos nacionales. Para llegar a potenciales clientes tanto en Argentina, como en el mundo, realizamos publicidad online”, comenta.
“Cuando empecé a exportar mis productos, me di cuenta que hay algo especial sobre el cuero argentino. No podría identificar qué es lo que lo hace especial, pero en todos los países lo reconocen como uno de los emblemas de nuestro país, así como puede ser el asado en el plano de la comida. La posibilidad de crear joyería contemporánea con una variedad infinita de colores y texturas es lo que más llama la atención a los clientes de otros países y al tratarse de accesorios de cuero, en una pequeña caja entran cientos de accesorios de Menta lo que lo hace más que accesible para cualquier boutique del mundo porque los costos de envío son casi inexistentes”, señala.
Un aspecto que los distingue, cuenta Urbach, es que los clientes pueden diseñar junto al equipo de Menta. “Todas nuestras joyas se pueden elegir de cualquier color en nuestro amplio catálogo de cueros, lo que significa que cada cliente puede crear un pedido único”, dice.
Las premisas de diseño son: la accesibilidad, no sólo desde el lado económico sino también desde el diseño; la versatilidad, para que se pueda usar en distintas ocasiones y siempre sea el complemento ideal; la comodidad, para que sea tan liviano que ni se den cuenta que lo llevan puesto; la inclusión, para que sea para todas las edades, cuerpos; y por último, la atemporalidad, “ya que no nos basamos en modas o temporadas, sino que las joyas te acompañan a lo largo de los años. No creemos en lo desechable ni en lo que pasa de moda”, asegura.
La marca se encuentra en expansión y ahora se dedican únicamente a la venta al por mayor.
“Vendemos en Argentina y en Estados Unidos principalmente y estamos comenzando a comercializar en Latinoamérica. Mi mayor deseo es que mis joyas recorran el mundo, y con ellas una partecita de nuestro país”, finaliza.