La dolarización es un proceso mediante el cual un país adopta el dólar estadounidense como su moneda oficial o principal medio de intercambio. Este tipo de cambio elimina la moneda nacional como unidad de cuenta y de transacción en la economía interna y externa del país. En el caso de las pymes argentinas, la dolarización tendría varios efectos sobre sus exportaciones:
Ventajas potenciales
Estabilidad de precios: Al dolarizar, las pymes argentinas evitarían la volatilidad de la moneda nacional y los efectos negativos de la inflación sobre los costos de producción y los precios de los productos exportados. Esto podría proporcionar una mayor estabilidad en los precios y facilitar la planificación financiera y operativa.
Mayor confianza: La dolarización podría mejorar la confianza de los inversores y los socios comerciales en las pymes argentinas, ya que la moneda estadounidense suele ser considerada como una moneda más estable y ampliamente aceptada en el comercio internacional.
Facilitación de transacciones: Las transacciones comerciales con otros países que utilizan el dólar como moneda principal podrían simplificarse al evitar la necesidad de lidiar con tipos de cambio y riesgos cambiarios.
Desafíos potenciales
Competitividad: Dolarizar la economía podría aumentar los costos laborales y de producción para las pymes argentinas, ya que es posible que los salarios y los insumos importados también se ajusten en función del dólar. Esto podría hacer que los productos argentinos sean menos competitivos en los mercados internacionales en comparación con los de otros países que no están dolarizados.
Impacto en la demanda externa: Si los precios de los productos argentinos aumentan debido a la dolarización, la demanda externa por estos productos podría disminuir, lo que afectaría las exportaciones de las pymes.
Riesgo de apreciación del dólar: Si el dólar se aprecia significativamente en el mercado internacional, podría hacer que los productos argentinos sean aún más costosos en términos relativos y afectar negativamente las exportaciones.
Dependencia de la política monetaria de Estados Unidos: Al adoptar el dólar como moneda, las pymes argentinas se volverían más dependientes de las decisiones de política monetaria de Estados Unidos, lo que podría limitar la flexibilidad económica y las respuestas ante choques económicos internos.
Riesgo cambiario interno: Aunque se eliminaría el riesgo cambiario externo, las pymes aún estarían expuestas a riesgos cambiarios internos si existen desequilibrios en la oferta y la demanda de dólares en el mercado interno.
Impactos de una posible dolarización
En última instancia, los impactos de la dolarización en las exportaciones de las pymes argentinas dependerían de múltiples factores, incluyendo la situación económica global, la política monetaria adoptada, la competitividad de los productos argentinos y la capacidad del país para gestionar adecuadamente los efectos secundarios de la dolarización.
Cualquier decisión en este sentido requeriría un análisis exhaustivo de los beneficios y los riesgos involucrados.
La dolarización no suprime las "corridas o fugas" internacionales en caso de que los inversionistas pierdan la confianza en el sistema económico-financiero.
El Gobierno tendrá escasa capacidad para prevenirlas y, adicionalmente, asegurar los depósitos bancarios.
El valor del dólar estará ligado a su variación en relación con las principales monedas mundiales.
Además, es relevante tener en mente que nuestros principales aliados, Brasil y China, operan bajo un sistema de flotación administrada, lo que les permite mejorar sus posiciones cambiarias frente al dólar cuando lo consideren apropiado.
Tampoco desaparece el riesgo de incumplimiento, lo que significa que la prima por el riesgo soberano seguirá presente. Existe la posibilidad de que los productos no comerciables experimenten un aumento de precios mayor que los productos comercializables.
Si esto acontece, los costos de las exportaciones aumentarían, lo que resultaría en una pérdida de competitividad, entre otros efectos. Una vez que la dolarización se haya consumado, será necesario competir con la economía más grande del mundo.
Por ende, la productividad y competitividad deberán igualar a las de Estados Unidos. De lo contrario, en muchos sectores se daría la desindustrialización, con sus implicaciones negativas en el empleo, y se profundizaría la dependencia de dicho país.
Las afirmaciones previas seguramente se verán confirmadas al solicitar un préstamo a Estados Unidos. Por lo tanto, es previsible que los requisitos incluyan una mayor apertura económica, la ausencia de aranceles a las importaciones y la libre circulación de capitales financieros, sin importar el impacto de estas medidas en nuestro país, que aún no ha implementado reformas estructurales.
Si ocurre una notable caída en el precio de los productos exportables, esto provocaría una reducción en la oferta monetaria, llevando a un aumento en las tasas de interés y una recesión económica.
Por su parte Diana Mondino, posible canciller de Javier Milei en un hipotético gobierno, explicó en la conferencia Anual de la Fundación FIEL:
“Todos los remedios que tomó la Argentina para resolver el problema fiscal fueron efímeros y que la política monetaria siempre estuvo al servicio del problema fiscal”. “Todos los remedios que tomó la Argentina para resolver el problema fiscal fueron efímeros y que la política monetaria siempre estuvo al servicio del problema fiscal”.
Para ello, indicó, “hay que discutir en la Argentina cuáles serían las mejores soluciones”.
“Se necesita que baje el riesgo país, haya crédito y se hagan las reformas estructurales necesarias para generar efectos positivos. Desde que se logre el consenso y se apruebe van a pasar algunos años. Tenemos además una inconsistencia temporal muy grande”, enfatizo.
Y añadió que “buscar una inflexibilidad del tipo de cambio obliga a tener flexibilidad en otros elementos, como salarios y el nivel de empleo, para que pueda mejorar la productividad”.
“No es la dolarización per se lo que va a solucionar los problemas argentinos, hay que introducir restricciones fiscales y flexibilidad en la economía. Para ello hay que tener independencia en el Banco Central”, concluyó.
En última instancia, los efectos de la dolarización en las exportaciones de las pymes argentinas dependerían de la capacidad del país para gestionar los beneficios y desafíos asociados con este cambio.
Una evaluación integral de los riesgos y beneficios sería esencial antes de tomar cualquier decisión en esta dirección.