Con apenas 24 y 20 años, Iván y Magalí Arbit se encontraron en un punto de inflexión inesperada en sus vidas: tras la repentina muerte de su padre, debieron asumir el liderazgo de la empresa familiar.
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SUSCRIBITE“El cambio fue abrupto y nos sentimos perdidos, con una enorme responsabilidad en nuestras manos…. Hoy elegimos ser protagonistas, no víctimas”, cuentan los hermanos. Enfrentaron miedos, aprendizajes y errores a lo largo del proceso. ¿Cómo fue esa transformación?
Con apenas 24 y 20 años, Iván y Magalí Arbit se encontraron en un punto de inflexión inesperada en sus vidas: tras la repentina muerte de su padre, debieron asumir el liderazgo de la empresa familiar.
Sin experiencia en gestión y con caminos profesionales distintos, ambos enfrentaron el desafío de mantener a flote un negocio con clientes que dependían de sus servicios.
Lo que podría haber sido una carga insostenible, se convirtió en una oportunidad única para transformarse y construir un nuevo legado.
Cuando los hermanos Arbit asumieron la dirección de DA Equipamientos tras el repentino fallecimiento de su padre, ninguno de ellos estaba preparado.
“Fue como un balde de agua fría. Yo estudiaba nutrición y, de un día para otro, me encontré lidiando con términos como metros cúbicos y telas para muebles”, recuerda Magalí.
Iván, por su lado, había trabajado junto a su padre en producción, pero sin llegar a estar involucrado en la toma de decisiones, por lo que también tuvo que adaptarse rápidamente a la nueva realidad de liderar.
Actualmente, Iván se encarga de la producción y logística, mientras que Agustina lidera el área comercial y de recursos humanos.
“Trabajar en equipo con alguien de tu familia es complicado, pero también muy gratificante. Hemos aprendido a apoyarnos y a complementarnos en vez de competir”, reflexiona Magalí.
DA Equipamientos es una empresa especializada en el área de amoblamientos y equipamientos para oficinas, stands, particulares y eventos sociales y empresariales.
La resiliencia fue una constante en el proceso de los hermanos. En lugar de verse como víctimas de una situación desafiante, ambos optaron por asumir un rol activo en el desarrollo de la empresa.
Esta actitud fue clave para enfrentar tanto problemas operativos como dificultades emocionales que implican trabajar en una empresa fundada por su padre.
La meta es clara: construir una estructura sólida en DA Equipamientos que les permita expandirse, primero en Argentina y luego en países vecinos como Uruguay, Chile y Brasil.
Sin embargo, ambos son conscientes de que antes de crecer, deben fortalecer la estructura interna y crear un modelo de negocio replicable sin comprometer la calidad.
“No se trata de crecer, sino de hacerlo de una manera sostenible y de que nuestro equipo se sienta parte de este proyecto”, señalan los directores.
“Ni en la escuela ni en la universidad te enseñan lo difícil que es liderar personas. Aprender a gestionar un equipo y a confiar en el talento de otros fue algo esencial”, indica Iván.
A través de su experiencia, comprendieron que no pueden hacerlo todo y que el éxito de la empresa depende de rodearse de personas que comparten sus valores y objetos.
Además, adquirieron una gran capacidad de adaptación, clave en cualquier PYME.
“A veces, hay que cambiar de estrategia sobre la marcha”, reflexionan.
La madre de Iván y Agustina también jugó un papel fundamental en el proceso, brindándoles el apoyo emocional necesario para enfrentar el duelo y el peso de las responsabilidades.
“Su respaldo fue clave en los momentos más difíciles”, mencionan los jóvenes.
Además, el equipo que trabajó junto a su padre les transmitió el compromiso con los valores y la visión que él tuvo para la empresa, dándoles una base sólida desde la cual continuar el legado.
“Queremos que esta empresa sea algo más que un negocio, queremos que sea un ejemplo de resiliencia, trabajo en equipo y de cómo una familia puede unirse para superar las adversidades”, expresa Magalí, quien junto a su hermano están construyendo un futuro en el DA Equipamientos sea un referente en su sector.
“Pasar de ser estudiantes a directores de una PyME fue uno de los mayores desafíos de nuestras vidas. No teníamos idea de cómo liderar y, sobre la marcha, aprendimos a delegar, confiar y trabajar juntos", asevera Magalí.
"Nuestra resiliencia y deseo de aprender hicieron la diferencia. Hoy, después de tres años, sabemos que juntos podemos lograr cualquier cosa”, concluye.