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Emprendedores

Emprender después de los 50: el valor de la experiencia

22 de julio de 2019 - 18:37

No solo "se peinan canas a los 50": en esa etapa, todo parece estar mucho más claro y los proyectos de vida, por qué no, pueden dar paso a nuevos negocios.

"Soy analista en sistemas y me dediqué siempre al desarrollo de webs en el mundo corporativo, pero soy muy creativa y desde que mis hijas eran chicas pasaba horas haciendo manualidades, cuadros, alfombras; hice cursos de cerámica y carpintería como hobby, para bajar el estrés", cuenta Florencia Zabala, que creó Lunui hace poco más de un año, cuando encontró la forma de vincular sus conocimientos técnicos con el diseño.

Zabala desarrolló lámparas de madera maciza de bases de hierro con tecnología LED y dimmers (sensores que responden al movimiento para prendido, apagado y regulación de la luz.

"Es un producto cálido e innovador", destaca. Y señala que está desarrollando lámparas con cargadores inalámbricos para celulares, puertos USB y lámparas con baterías recargables para cuando se corta la luz.

"Siempre tuve espíritu emprendedor, pero la vida te va llevando por otros caminos, compromisos, familia y gastos fijos hacen que uno piense más en un esquema tradicional sin jugarse demasiado", reflexiona Hugo Bertini, que está desarrollando junto a un socio 10 años mayor Plataforma Thalamus, para entrenamiento cognitivo de deportistas de alto rendimiento.

Tras 25 años en el mundo corporativo, en el área de tecnología, Bertini sintió la necesidad de concretar iniciativas que siempre habían estado latentes, pero reconoce que emprender no es para todos. "Encuentro en personas de mi edad la necesidad de cumplir un horario de oficina y llegan a los 50 perdidos, sin ninguna motivación", describe.

"Además de estar en relación de dependencia, a los 50 quise armar algo para el futuro, algo propio", cuenta Cristián Francisco, titular de Climatización del Plata, firma que se dedica desde hace cinco años a la venta e instalación de aires acondicionados.

"Comencé un proyecto sin entender mucho de qué se trataba, pero animándome a armar una cartera de clientes, propuestas de servicios y demás", dice.

Para iniciarse en el sector de climatización, Francisco destinó $300.000 a comprar equipos; las recomendaciones de sus clientes y la respuesta profesional a la empresa proveedora lo posicionaron y hoy es parte del servicio de garantía oficial de la marca que comercializa.

"Cuando trabajamos con grupos de personas del segmento de 50 años y más lo hacemos con formadores que hablan con cierta autoridad, que también transitaron el mundo corporativo, que vivieron los riesgos de emprender y de equivocarse, porque es clave escuchar a un par que atravesó un camino similar", explica Alejandra Méndez, directora Ejecutiva de Inicia, comunidad de emprendedores que promueve negocios responsables con la sociedad y el medio ambiente.

Entre las barreras propias de esta generación, plantea que una cuestión compleja es mostrar los temores. "Tiene que ver con entender que están jugando otro juego", aclara. Y destaca que, si bien la tecnología no aparece como una traba, es necesario actualizarse para saber aplicarla o poder delegar tareas si no son parte fundamental del proyecto.

A favor, subraya que la red de contactos es más amplia y que se tienen conocimientos que no solo se refieren a lo intelectual. "La asunción del riesgo es mucho más medida, pensada y calculada en alguien que tiene un nivel de maduración que en un joven que es más fácil de entusiasmar y actúa con mayor espontaneidad", explica.

En tanto, Nerea Muro, socióloga y coordinadora de grupos de la misma comunidad, marca que cuando una persona sale del circuito laboral "nada está hecho". Y por eso es importante que encuentre un espacio de consulta y asesoramiento con espíritu comunitario.

"Emprender después de los 50 implica que estamos activos por un montón de tiempo más y es la posibilidad de seguir haciendo lo que uno quiera hasta que pueda", resalta. Muro se involucró con Inicia al momento de jubilarse.

Según los últimos datos del Banco Mundial, la esperanza de vida promedio en la Argentina subió hasta llegar a 76,74 años en 2017; la expectativa para las mujeres es de 80,44 años, mayor que la de los varones, que alcanzó los 72,96 años.

Eso datos cobran valor al repasar los casos de emprendedores. "Me siento de 30, con un plus de 20 años de experiencia", declara Bertini, quien no tiene registro del dinero que invirtió y dice que su idea creció en pocos meses. Según él, este momento de su vida es "para devolver".

Por eso mismo, algunos se enfocan en acciones solidarias o políticas o en la concreción de proyectos.

"Hoy puedo ser más práctico en la toma de decisiones, y mucho tienen que ver las herramientas de liderazgo, de gestión de finanzas, de métricas, que me dio el mundo laboral y que 30 años atrás no las tenía", dice Bertini.

El emprendedor cuenta que todavía está probando el modelo de negocio para ofrecer plataformas de entrenamiento: espacios de placas de goma equipadas con sensores que permiten captar todos los movimientos del cuerpo y transformarlos en datos, para ser luego analizados por profesionales. "Vamos a tomarnos el tiempo que haga falta para que la propuesta le cierre al cliente", afirma.

Zavala (foto) abrió un showroom, donde prepara un stock de 200 unidades del primer producto deco-design, unos pájaros emblemáticos hechos en hierro, y 50 lámparas que expondrá en la feria Puro Diseño.

"Trabajar de lo que a uno le apasiona es muy especial, porque te carga de energía", dice la fundadora de Lunui que, además, generó con su proyecto el espacio laboral para sus dos hijas, especializadas en diseño y fotografía.

El tiempo de desarrollo de una idea es versátil y, por lo general, el modelo de negocio se cambia más de una vez. "Fuimos modificando mucho la forma de trabajo, al principio nos enfocamos en equipos hogareños, pero vimos que el servicio importante giraba en torno a empresas constructoras o a estudios de arquitectura que se convierten en clientes recurrentes y permiten trazar una perspectiva a largo plazo", explica Francisco.

Junto a su pareja y cofundadora de Climatización del Plata se enfoca en desarrollar el modelo de negocio apoyado en el servicio. "Aunque no pensamos hacer trabajos masivos estamos dando pasos cortos pero muy seguros, con un promedio de 3 a 4 obras por mes, y comenzamos a trabajar con calderas y radiadores".

Fuente: Ana Belén Ehuletche / lanacion.com.ar

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