El cambio climático, sobre todo debido a la sequía y la desertificación, ha impulsado el aumento de la migración interna en países de todo el mundo.
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SUSCRIBITEEl fenómeno tiene un impacto muy fuerte en zonas rurales y agrícolas, donde las economías son más vulnerables a las temperaturas cambiantes.
El cambio climático, sobre todo debido a la sequía y la desertificación, ha impulsado el aumento de la migración interna en países de todo el mundo.
Así lo mostró una investigación realizada por el Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA).
El informe publicado en la revista ‘Nature Climate Change’, es el primer análisis global sobre cómo los factores climáticos afectan los desplazamientos dentro de las fronteras nacionales.
Los especialistas de IIASA constataron que, aunque la migración internacional suele centrar el debate público, cuando los factores ambientales impulsan la migración a menudo los desplazamientos son dentro de las fronteras nacionales.
El estudio, basado en datos censales de 72 países recopilados entre 1960 y 2016, reflejó que la migración interna aumenta en las regiones afectadas por la sequía, con un impacto muy fuerte en zonas rurales y agrícolas, donde las economías son más vulnerables a condiciones climáticas cambiantes.
"Nuestro análisis muestra que la migración interna -que definimos como el desplazamiento entre regiones dentro de un país- se incrementa en áreas afectadas por la aridificación", explicó Roman Hoffmann, director del estudio.
"Muchos de estos migrantes inducidos por el clima se desplazan a zonas urbanas, contribuyendo a las tendencias de urbanización acelerada observadas en numerosos países", puntualizó el experto.
Y aclaró que el estudio se basa en "registros históricos y no refleja necesariamente la situación actual o futura en las regiones" estudiadas.
Los efectos son más pronunciados en partes de África, Oriente Medio, América del Sur, el sur de Asia y el sur de Europa, donde las actividades agrícolas son predominantes y las condiciones climáticas ya son secas.
Las mayores migraciones se detectan desde regiones muy áridas, caracterizadas por altos niveles de sequía, altas temperaturas y escasas precipitaciones.
"El aumento futuro de la aridez podría agravar la desertificación y la degradación de la tierra, reduciendo la productividad agrícola y ejerciendo mayor presión sobre las poblaciones locales vulnerables", ilustró el estudio.
"Nuestros resultados indican que las regiones con una mayor proporción de empleo agrícola en comparación con la media del país experimentan más emigración", describió el artículo.
El estudio también observó importantes diferencias en los patrones migratorios.
Dentro de los países, las regiones más pobres tienden a mostrar tasas más altas de emigración hacia áreas más ricas cuando se ven afectadas por el estrés climático.
En los países en desarrollo, los jóvenes de entre 15 y 45 años con niveles educativos medios son los más propensos a migrar en respuesta a las condiciones climáticas adversas.
En los países más ricos, son las personas mayores quienes muestran una mayor tendencia a migrar.
Conforme el cambio climático intensifica la frecuencia y severidad de las sequías, los autores destacan la importancia de políticas que aborden tanto las causas de la migración como sus consecuencias en las regiones de acogida.
"Es crucial que las ciudades que acogen a estos migrantes cuenten con infraestructura adecuada, servicios de salud y sistemas de apoyo social", expresó Guy Abel, coautor del estudio.
El informe también subrayó la necesidad de apoyar a las poblaciones vulnerables que no pueden migrar, debido a la falta, de recursos con políticas que fomenten la diversificación de medios de vida y la resistencia frente al cambio climático.